La Republica Islámica de Irán ha aumentado drásticamente el apoyo financiero a su aliado de base libanesa Hezbollah desde que en 2015 firmara el acuerdo nuclear con el expresidente Barack Obama, según informó el diario egipcio Al Watan.

Irán se aseguró la liberación de activos por 100.000 millones de dólares que se encontraban congelados por las sanciones que pesaban sobre el país como resultado del acuerdo con la anterior Administración estadounidense y los paises europeos. Esto significó un gran alivio a su economía desde mediados de enero de 2017. Al tiempo que permitió al país persa aumentar de inmediato su apoyo a sus aliados regionales, entre ellos el grupo político-terrorista Hezbollah, que recibía 200 millones de dólares de Irán y ahora recibirá 800 millones.

Otro de los grupos financiados por Irán, el Hamás palestino, también celebra esta situación. A mediados de septiembre, el líder Yahya Sinwar, admitió que «las relaciones con Teherán son excelentes y que Irán es el mayor sostenedor de las Brigadas Izz el-Deen al-Qassam con dinero y armas». Según informes de agencias de seguridad occidentales y egipcias, Irán proporciona a Hamás unos 60 o 70 millones de dólares mensuales.

Tanto Hezbollah como Hamás se ven beneficiados en sus tareas, que están dedicadas a combatir y destruir a Israel, y continuarán sus esfuerzos -con la ayuda de Teherán- para luchar contra el Estado judío, lo cual es negativo en dirección al logro de un acuerdo de paz negociado entre palestinos e israelíes.

Irán también aporta cientos de millones de dólares para las milicias chiítas en Siria e Irak, y el mismo caso sucede con el aumento económico y militar en su apoyo a los militantes Houthis en el Yemen.

Lo concreto, según señala el diario egipcio, es que poco después de la firma del acuerdo nuclear de julio de 2015, «Irán expandió su presencia en los conflictos regionales e incluso aumentó su propia intervención en la guerra civil de Siria, lo que como contrapartida, le provocó un considerable aumento de víctimas propias al Cuerpo de Guardianes Revolucionarios Iraníes (CGRI por sus siglas en español)».

El régimen de los mulás también incrementó sus esfuerzos para intervenir en los conflictos de sus vecinos, incluso exacerbándolos. Hay que señalar que el pasado mes de julio las autoridades de seguridad de Bahréin arrestaron a miembros de una célula terrorista patrocinada por Irán, acusándolos de planear asesinar altos funcionarios del gobierno. Según informes de la inteligencia bahreiní, «la Guardia Revolucionaria Iraní facilitó y proporcionó entrenamiento militar a varios miembros de la célula detenida».

El problema para las agencias de seguridad occidentales y árabes del Golfo es que más allá de las ambiciones regionales de Irán, el régimen de Teherán sigue planeando ataques terroristas en todo el mundo.

A principios de este año, por ejemplo, Alemania «acusó a Irán de conspirar en su territorio contra objetivos estadounidenses, israelíes e incluso contra empresarios judíos».

Los defensores europeos del acuerdo nuclear con Irán, incluyendo muchos funcionarios de la antigua Administración Obama, argumentaron que el acuerdo moderaría el comportamiento de Irán. Sin embargo, pareciera que, por el contrario, Teherán ha aumentado inmediatamente su apoyo a sus organizaciones terroristas aliadas, mientras que las facciones extremistas dentro de Irán ganaron más influencia. Dos años después de la firma de aquel acuerdo, Irán ha demostrado estar aún más envalentonado para perseguir sus ambiciones hegemónicas regionales y ha aumentando drásticamente el apoyo financiero y militar a las organizaciones terroristas y a sus células en todo el mundo.

En consecuencia, ante esta malas noticia para la comunidad internacional, y la firmeza de Irán en continuar con su programa nuclear -según el régimen con fines pacíficos-, hoy se reabre el debate y las críticas hacia aquel publicitado y aplaudido acuerdo firmado por el ex presidente Obama y el Grupo 5+1.