Las próximas elecciones generales en España (28 de abril) serán todo un acontecimiento para casi 100.000 personas con discapacidad intelectual, que por primera vez podrán ejercitar el derecho a voto de manera libre, consciente y voluntaria.

Porque hasta ahora, muchas personas diagnosticadas con estas deficiencias y que estaban declaradas legalmente como incapaces o que se encuentran ingresadas en centros psiquiátricos estaban privadas de este derecho.

Sin embargo, este hecho ha cambiado desde el pasado 9 de octubre. Ese día, la Comisión Constitucional del Congreso apoyó por mayoría la reforma de la Ley Orgánica de Régimen Electoral General (LOREG) para otorgar el derecho de sufragio a todas las personas con discapacidad sin exclusiones, siguiendo el camino marcado por el pronunciamiento de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la eliminación de cualquier tipo de discriminación por razón de discapacidad.

El «meollo del asunto» se encuentra en el dictamen sobre la Proposición de Ley de modificación de la LOREG que busca acabar con la supresión del derecho de voto para determinadas personas con discapacidad, aún permitida en nuestra legislación electoral. Un dictamen que obtuvo un gran consenso, con 36 votos a favor, ninguno en consta y tan solo una abstención.

Se trata de una reclamación hecha desde hace años por el Comité Español de representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) y que afecta a un colectivo numeroso (unas 100.000 personas) que no han podido votar en otras votaciones, ya que estaban declaradas como incapaces legalmente o ingresadas en centros psiquiátricos.

«La democracia esté a punto de llegar a todas las personas con discapacidad en España, (acabando con una) exclusión histórica, anomalía y patología de nuestro sistema democrático», confesaron desde la entidad representativa de las personas con discapacidad.

Obstáculos

Pero las razones de necesidad que imploraron los colectivos afectados para plantear la cuestión del derecho al voto de las personas incapacitadas han chocado con numerosos obstáculos.

El más sonado fue el que colocó la Junta Electoral Central, que en una instrucción lanzada el pasado 11 de marzo en la que se recogía la reforma electoral que extendía el derecho a sufragio a las personas con discapacidad, hizo un inciso polémico: «en el supuesto de que algún miembro de una Mesa electoral, o algunos de los interventores o apoderados adscritos a esa Mesa considere que el voto de una persona con discapacidad no es ejercido de forma consciente, libre y voluntaria, lo podrá hacer constar en el acta de la sesión, pero no se impedirá que dicho voto sea introducido en la urna».

Esta «postilla» empezó a supurar de manera inmediata. Muchos colectivos, asociaciones y partidos políticos tildaron este párrafo de discriminatorio. Y su grito fue tan fuerte que obligó a la Junta Electoral Central a rectificar. No se cuestionará la voluntariedad y la libertad del voto de las personas con diversidad funcional, al menos en mayor grado que las del resto de electores.

El organismo tuvo que publicar una nueva instrucción en el que elimina las palabras «personas con discapacidad» de la instrucción, por lo que los miembros de la Mesa electoral, interventores y apoderados podrán dejar constancia de las sospechas acerca de que un voto no se emite de forma libre y consciente, pero lo harán con todos los electores, sin distinción.

Te anoto el DNI si eres discapacitado

En el acuerdo del 11 de marzo, también se facultaba a los miembros de la Mesa a anotar el DNI de las personas con diversidad funcional sobre las que recayeran sospechas de que no emitían su voto de forma voluntaria, libre y consciente. Las quejas de algunos partidos como Podemos señalaban que «restringir la valoración del voto solo al emitido por las personas con discapacidad supone una vulneración del principio de igualdad, que además resulta a todas luces estigmatizante».

Finalmente, las casi 100.000 personas con discapacidad intelectual que hasta ahora no tenían derecho a votar podrán ejercerlo de manera libre, consciente y voluntaria. Y nada ni nadie les señalará ni pondrá en duda su capacidad para hacerlo.