El esposo a la esposa:
«¿Ya le enviaste las fotos que hice a María…?
Quiero borrarlas de WhatsApp…».

Respuesta de la esposa:
«Tengo que revisarlas primero porque no le voy a mandar la del culo…».

30 de septiembre, 8:17

El pensamiento de los humanos tiene muchas capas. Y se revelan sobre todo, mediante el lenguaje oral y –de manera menos evidente, pero también «vidente»- a través de sus expresiones, gestos y acciones del cuerpo no verbales, que «apoyan» al primero, el cual, realmente, es el «segundo» sistema de señales (SSS).

Razoné lo anterior, segundos después de escuchar el fuerte ruido de la puerta de la casa al cerrarse que dejó ella –salía para tomar el bus a su trabajo-. El dialogo que encabeza este artículo sucedió unos segundos antes.

Todavía no sé cuál será el tema, argumento o asunto que contaré a continuación. Pero invito al lector a que me acompañé en el viaje que haré mientras vayan sumándose ideas, conceptos y recuerdos a este texto. ¡Aquí me detengo! Y dejo al Azar de mi mente la decisión de lo que escribiré en el siguiente párrafo -ignoro cuándo y por qué lo haré-. Un detalle más. Mientras escribo estas lucubraciones, simultáneamente, recuerdo a quienes aprecio como «gigantes del pensamiento del siglo XIX» –tiempo en que los cimientos de esta hermosa y complicada postmodernidad, que ahora disfrutamos y sufrimos en este inusitado XXI, estaba en construcción-: Carlos Marx, Charles Darwin y Sigmund Freud (el tercero se corresponde mejor, en lo relacionado con su obra, con el siglo XX, pero su cognición fue educada en el siglo anterior). Y me pregunté, cuál de ese trío de celebridades apostó a contradecir «la verdad particular» -¡la «general» no existe!-, más autoritaria de los saberes humanos en la época que les tocó existir. Mi auto-respuesta fue: «…el tercero».

Pero esa elección no supone «jerarquía de inteligencia», ni «importancia histórica», ni siquiera «excepcionalidad gnoseológica». Es, solo, «manera en que mi locus» crea orden secuencial para entender «La Evolución de La Cognición Humana» y los obstáculos ideológicos socio-económicos-políticos que se oponen -¡resisten!- a que evolucionemos en busca de «mayor perfección». Y, por otra parte, identificar los factores que «propician» -¡aceleran!- el progreso: ¿Cerebro, Economía, Animalidad? Pido excusas a quien o quienes no se sienten influidos por esas tres categorías-.

13:18

No es difícil auto razonar –cuando se ha consumido cierta cantidad de información sobre «especies», «evolución», «convivencia» y «reproducción» , y preguntarse sobre cómo surgieron las primeras «represiones», tanto las proyectadas contra otras individualidades de una misma especie o entre las diferentes de ellas. Así como qué tipo de «represalia» apareció antes, «la que oprime al otro/a» o la que usa un espécimen –sea el tipo de animal que sea- para auto-reprimirse.

El lector, quizá, tras oír-leer esa curiosidad de mi parte, creó en su mente alguna hipótesis para responder tales preguntas. Y calculo que seriamos muchos los que coincidiríamos que «el primer síntoma de represión que apareció entre las especies vivas» fue a causa de «la comida» (o sea, la energía necesaria para continuar vivo –la señal fisiológica «hambre»). Y después, no mucho tiempo después (porque existir tiene límites -más cortos o largos pues no es posible evitar la obsolescencia- ¿hasta Los Dioses y Diosas lo saben!), la «segunda causa» es muy probable fuese «la necesidad de reproducirse». Sobre esta, también me interrogo sí fue «auto-programada» en los genes de los primeros seres unicelulares, o les fue incorporada a «su código» por «El Diseñador Inteligente» después de observarlas tener las primeras experiencias de convivencia y encuentros entre esas criaturas. Es obvio que este es asunto principal y muy complejo de la que se ocupan actualmente varias disciplinas de saberes que hemos creado para entender cómo y para qué fuimos traídos a este mundo.

¿Qué sentido, provecho y utilidad tiene «Reprimir o reprimirse»? Se sabe que no fue hasta muchísimos millones de años después, aproximamos en torno a los 5,000 años de historia anteriores de las civilizaciones actuales, cuando varios SSS comenzaron a traducirse a su forma gráfica –caldeos, asirios, egipcios , griegos, etc., cuando comenzamos a producir «duda ontológica» .¡muy elemental-, y un saber al que se llamó «Filosofía» -¡no sabemos quién «la inventó», pero se nomina a un tal Sócrates como uno de los candidatos a quien atribuir tal genialidad!-. Tal saber buscaría solución «al misterio» en que nos envuelven aquellas dos preguntas, que podrían ser incluso, muy difíciles de responder hasta para la novedosa computadora cuántica con la cual el gigante Google anunciará –dentro de unos días-, que ha conseguido «la supremacía cuántica». Pero tengo esperanza de que «algún día» nuestros descendientes las respondan, si «El Cambio Climático» no les obliga a dar prioridad a otros asuntos más urgentes.

5 de octubre, 8:31

Es contradicción flagrante que, para mejorar nuestro modo de vivir –es el primer propósito que tiene «La Búsqueda de La Felicidad, ¿no?»-, decidiéramos seguir, a lo largo de la evolución civilizadora de nuestra especie (¡no ocurrida igualmente en todas las culturas o «manera de educar», pero si como base de todas ellas!), el Patrón Represión.

He intentado entender tal «ilogicidad entre medios y fines» (¡más allá de juegos de palabras sobre «medios y fines» que hacen quienes se dedican a organizar y gestionar «La Sociedad» -no la pensada «globalmente» sino «parcialmente», como país-nación-estado-). Y lo único que he podido «ver» con claridad y sencillez es que «entre seres humanos y ambiente particular que habitan, existe siempre una Oposición entre lo que significa «bienestar» y lo que ofrece Naturaleza y Forma de usarla para crear «entorno de sobrevivencia» -¡la manera en que los «ciudadanos» usan su «habitad»!-. Esta hipótesis –irrebatible-, está en el origen de todos los movimientos territoriales de los sapiens a lo largo y ancho de toda la geografía mundial: Las Migraciones. Es fácil deducirlo. Lo difícil es aceptar las consecuencias de «esa contradicción» cuando se sigue la trayectoria evolutiva de culturas y civilizaciones desde sus orígenes hasta la actualidad poniendo énfasis en «La Economía». ¿Cuántas narrativas posibles pueden explicarnos ese puzzle de perspectivas? Calculo muchísimas, pero no tantas como la diversidad de lenguas que nos hemos inventado (¡dicen que entre «vivas» y «muertas» -incluyendo las que están en peligro de extinción-, suman miles!). Pero si tantas como las que escuchamos en boca de «congresistas y parlamentarios» orándolas para representar a «su partido» en «cámaras alta y baja» de países que han logrado formarlas para disfrutar de «La Felicidad Democrática» -no todos todavía, lamentablemente-.

Resumiendo, Universo y Materia funcionan sin ton ni son, siguiendo ritmos propios marcados por «sus Leyes Naturales», y los sapiens nos hemos propuesto «adaptarnos a ellas», ¡pero con el propósito de modificarlas cuando no seamos felices en la aldea donde el Azar Genético decidió nos toca existir!

9:26

En este momento exacto y después de escucharme escribir lo anterior, se me ocurre dos preguntas: Una, ¿será La Naturaleza capaz de dejarse entender totalmente por El Sapiens y ceder El Poder que este le reclama? Dos: Interrogación semejante hago a dioses y diosas de todas Las Religiones -¡en especial al que ostenta El Control Total del Hemisferio Occidental donde existo!-.

13 de octubre, 10:26

(Víspera del anuncio del veredicto del Tribunal Supremo del Reino de España tras concluir el juicio a los 12 implicados en «el acontecimiento» conocido como «El Procés»)

Valorar las consecuencias derivadas de haber elegido la represión–como principal método educativo- para domesticar a nuestra especie, es hoy, miles de años después de la decisión, «un imposible cognitivo». Entre otras razones porque «la cadena causa-consecuencia-causa…» es tan intrincada e inabarcable como el número de conexiones posibles entre «sinapsis potenciales» de las más de 80 mil neuronas que componen un cerebro humano. Y la solución para entender «el error» no es la que siguiere la historia de ese «Nudo Gordiano» para desenredarlo: «…cortarlo es igual que desatarlo…», afirmó Alejandro, el Magno, después de usar su espada para resolver «el reto de cuerdas anudadas inextricablemente». Pero tal vez, si usamos lógica de ingeniería inversa -desde «el aquí y ahora» hasta «el dónde ocurrió el entonces»-, remontándonos «a cómo ideas y conceptos se reprodujeron y multiplicaron» (no aludo al «escrutinio etimológico clásico de términos» sino a lo que puede rastrearse en nuestra «inteligencia tácita de homínidos» -la que aún no está contaminada con el SSS- en la cual mandan «los hechos»), podríamos re-construir «cadenas causa-efecto primigenias» de aquellos albores del pensamiento que comenzaron a «civilizarnos»). Probablemente, no obtendremos datos gnoseológicos perfectos y fiables, pero sí «sensación cognitiva» de que todavía seguimos buscado «verdad exacta» para sustituir la que usamos aún sabiendo que no la es. Para comenzar esta investigación, me hago una pregunta simple: ¿qué resultado se consigue cuando usamos cualquier forma de represión a otro/s o auto-infligida?

Miedo. Y su hermana gemela: Violencia

No hay que atribuir a «lo represivo» -sea socio-económico o político-religioso, o de cualquier otro tipo-, el copyright de ese terrible sentimiento-emoción. Su autoría corresponde, sin dudas, a la arquitectura evolutiva que nos dio condición de especie específica y a las fuerzas naturales del ambiente que cobijaron en sus vientres a esas criaturas maravillosamente indefensas que fuimos y que, gracias a una «sexualidad primitiva, elemental» pero muy eficiente y hábil en sus decisiones de cómo hacerlo, nos hicieron «creced y multiplicarnos». La represión a la que me refiero, fue «copia» -más mala que buena-, de la que sufríamos por parte de La Naturaleza cuando aún los dioses y diosas no poseían nombres que los identificaran. Así lo pienso.

16 de octubre, 7:23

Y el razonamiento anterior conduce a la segunda «pregunta natural» a que lleva respuesta a «la primera»: ¿Es posible exista, o pueda diseñarse «método civilizatorio del homo sapiens» que excluya el ingrediente «Represión»?

Hasta donde alcanzo a imaginar, No.

Entonces, mi respuesta deriva hacía otra posibilidad de solución a tal duda: ¿Podría ser la segunda pregunta «una interrogación falsa» -inventada innecesariamente-, porque «civilizar» es sinónimo de «reprimir» Y de lo que se trata es -sí «educar» es el «fin buscado»-, no es de determinar una propiedad cualitativamente sino de calcular, exacta y cuantitativamente, cuánta represión se debe usar en cada caso para amansar y civilizar al animal?

En este «instante evolutivo del algoritmo imaginario» que mi mente persigue «programar», me siento colocado ante la imperfección evidente de otras «cualidades» de las que se enorgullecen las civilizaciones/Estados modernos: Libertad y Democracia.

Me detengo aquí -¡me auto reprimo!-, porque el subconsciente me avisa corro riesgo de que cuestionar y desnudar (básicamente, como «idea y concepto esencial: la represión justa, necesaria y proporcionada» en nombre de los cuales de usan «medidas represivas» de variadas escalas de crueldad), podría provocar me elija como blanco de su función represora porque tales análisis y definiciones no son parte de mis «competencias de ciudadano libre» y que ellas son privilegio legislativo de «otra entidad» únicamente: «El Poder Legal constituido, refrendado y amparado por «La Constitución», que no es otra cosa que «Palabras Organizadas» para conseguir propósito –siempre me pregunto «¿de quién o quiénes?»-. Ese «Poder Legal» ostenta Autoridad para decidir si «lo que pienso y escribo no es saludable para civilizar el pensamiento de las audiencias salvajes que consumen la Libre Información» Y podría ocurrir -sin llegar al extremo de lo sucedido al periodista saudita Jamal Khashoggi-, viera afectada mi vida y las de mi familia, por «medidas represivas de baja intensidad» (Ejemplos sobran en la inabarcable historia de «La Censura de Ideas»).

La represión, por más justa, proporcional, medida exactamente –en cualquiera de sus formas-, supone (por la mecánica de formación de significados con que funciona el SSS), la creación espontánea inevitable y constante de «represiones falsas inexistentes», que se constituyen, si no se les identifica con claridad y rigor, en «represiones irrealmente reales». ¡Y para mayor confusión!, las confrontaciones «partidistas», que deberían reducirse al contraste de argumentos objetivos, tangibles, suele estar impregnada por «las necesidades del relato que cada formación política elige para ganar elecciones». Los sapiens que defienden «el libre albedrio» están atrapados entre «La espada y la pared». Y al otro lado de esa pared, lo están quienes eligen creer que estamos «predestinados».

25 de octubre, 23:38

Finalmente, debo terminar este artículo. La forma de ser de todas las cosas que existen, sean o no tangibles –incluida «la escritura»-, suponen «un espacio y un tiempo» y el de este texto se acerca a su fin. ¿Cómo «termino»? Siguiendo el método que usé para construirlo. Se me ocurre ahora una idea que tuve hace días, mientras disfrutaba de textos que escriben «pinos nuevos de la literatura» -¡jóvenes que se estrenan en el oficio de Dios con la ilusión de serlo algún día!-. Siento peculiar admiración por ellas y ellos, por la obediencia y rebeldía con que acatan y desobedecen la herencia de saberes que han recibido. Y si soy justo y honesto, debo revelar que buena parte de lo expresado aquí me ha sido inspirado por las cosechas de asociaciones de ideas y maneras originales de «decir las cosas» de esa nueva generación que lucha por conquistar El Poder de La Lucidez Humana y demostrar que está interesada en diversidad temática que causa estupor y miedo. «Les importa todo (desde los «asuntos» grandes e importantes –comercio mundial-, hasta los más microscópicos o «insignificantes» -enviar mensaje por WhatsApp-).

Seguramente, no agrego algo nuevo, si afirmo que esa actitud de «los nuevos», es consecuencia de «represión bien ejercida» -al menos en quienes tuvieron suerte de recibir «educación útil y buena», que todos sabemos no han sido todos-. Y ello salta a la vista por la frecuente y constante referencia a lo que «pensó y/o escribió» este o aquel Autor del «tiempo anterior» que acumuló fama suficiente para seguir circulando en los medios educacionales de las generaciones siguientes. Nosotros, lectores del pasado –los/las de las «viejas generaciones» que conservamos aún vida-, recordamos libros y palabras que nos influyeron en lo que pensamos y marcaron el destino de «nuestra cognición particular» (escritos por «famas locales» pues «el pensamiento globalizado en los humanos» aún es utopía en planeta habitado por sapiens desiguales-).

Pero dicho lo dicho y reconocido logros y méritos, mi inconformidad personal me musita una «idea» que ignoro si ha sido «oída» por algún otro sapiens (supongo sí, pero lo ignoro): Alertamos a las nuevas generaciones, con insistencia, que el legado que dejamos y trasmitimos represivamente a sus mentes mediante palabras, memes (en sus lenguas natales, como en las adquiridas, y en los testimonios gráficos «visuales, auditivos y tangiblemente constatable» -huesos y ruinas de «tiempos anteriores»), hay una cantidad inapreciable de «verdades» para mejorar sus vidas, pero olvidamos decirles que, también, entre «esos conocimientos» se esconden –con astucia exenta de «mala intención» aunque alimentada por «perversión ignorante»-, mucha falsedad, error, equivoco, en fin, enorme cantidad de «supuestos gnoseológicos» que ninguna relación tienen con lo útil y bueno y son solo disfraz para una ignorancia que no fuimos capaces de ostentar por vanidad de saberes -¡o porque fuimos incapaces de descubrirlas por «razones educativas represivas»!- .

Y afirmo tal deformación de la mente humana porque yo también he cometido tal desmán contra mis semejantes más de una vez, amparado en «la autoridad» que «los viejos» imponemos a «los nuevos». Por suerte, he llegado a edad y cansancio personal que me facilita distinguir «el cambio climático de la Noosfera» en curso en esta época. «Cambio que borrará, lenta y pacientemente, un defecto de naturaleza epigenética del sapiens: «El Error de castigar», sin agotar antes el potencial de «entendimiento humano». Y restituir al SSS la función para la que no sabíamos que lo estábamos inventando entonces!-.

No es «el único defecto» que arrastramos en nuestra historia evolutiva, pero sí de los que más nos impiden progresar: La Represión Innecesaria.