Estamos en el año 2020. Internet está ocupada por progres, intelectuales, rojos y derechita cobarde… ¿Toda? ¡No! Una red social poblada por irreductibles patriotas y «gente de bien» resiste, todavía y como siempre, al invasor. Un mágico lugar en donde la lógica, el razonamiento, la información contrastada y, por encima de todo, la vil «dictadura de lo políticamente correcto» no tienen cabida alguna. Un paraíso digital y remanso mental sin parangón en donde es posible verter todo tipo de opiniones xenófobas, racistas, misóginas o directamente fascistas sin tener que pasar el mal trago de que las califiquen con esas palabras tan feas. ¿Es esto un sueño? ¿La tierra prometida? ¿Estoy muerto y he llegado al cielo? ¡Ni mucho menos! Esto es mejor aún. Esto es Gab.

Un poco de historia

Lanzada por Andrew Torba en agosto de 2016, Gab es una red social a medio camino entre Facebook y Twitter. Por un lado su interfaz y funcionamiento guarda muchas similitudes con la red de Zuckerberg, pero al mismo tiempo también impone una limitación de caracteres a las publicaciones –llamadas toots-, con la particularidad de que aquí es posible llegar hasta los 3.000, lo cual no supone una gran restricción. La principal razón de su creación, según Torba, fue la de dar una plataforma a la libertad de expresión dada la censura imperante en el resto de redes, algo que suele afectar especialmente a los discursos de extrema derecha. Aun así esta web también tiene restricciones de contenido; en sus términos de servicio, la web especifica qué comportamientos no están permitidos, como son las amenazas al presidente de EEUU, actividades ilegales o el spam -aunque curiosamente al crear una cuenta, GAB te da posibilidad de definir tu usuario como «bot»-.

Por lo demás, esta red permite que los usuarios puedan expresar libremente sus opiniones sin temor a ser expulsados, suspendidos o ser sometidos a fact-checking, aunque hay contadas excepciones. La más famosa fue la suspensión en 2018 de la cuenta de Robert Gregory Bowers quien, tras publicar en esta red social sus intenciones, entró armado en una sinagoga de Pittsburgh y acabó con la vida de once personas. Tras la masacre, Torba declaró en una entrevista que él no tuvo constancia de los mensajes antisemitas de Bowers hasta después del ataque, los cuales condena completamente; a pesar de ello, también reafirmó su convicción en que una mayor libertad de expresión es la solución contra los discursos de odio. Esto es una idea perfectamente razonable, aunque choca un poco con el hecho de que una gran mayoría de sus adscritos están ahí a causa de la cantidad de críticas que recibían sus opiniones en otras redes por parte del resto de usuarios. En este sentido podría afirmarse que la idea de Torba no es equivocada, pues ha sido precisamente esa libertad de expresión y variedad de opiniones las que han acabado empujando a esas ideas extremistas hacia Gab. Tampoco hay que olvidar que las redes sociales son compañías privadas y como tales, tienen derecho a decidir qué tipo de publicaciones no tienen cabida en sus medios, al igual que el editor de un periódico decide qué cartas al director publicar y cuáles no.

Es mi opinión y tienes que respetarla

A pesar de esos llamamientos a la libertad y variedad de opinión así como su condena a los discursos de odio, Gab no es una red en la que haya discursos de izquierdas, centro o derecha moderada. La propia red, en su sección de explorar, recomienda como medios informativos Breitbart, Infowars, ZeroHedge, Fox News y The Daily Mail, por ese orden. Si se compara con la lista de parcialidad y veracidad de medios de Ad Fontes Media se puede comprobar que lo que todos esos medios tienen en común es su afinidad a la extrema derecha a excepción de The Daily Mail, el cual, aunque se encuentre más en el centro, sigue estando en la parte de la tabla de veracidad dudosa. En lo relativo a España cabría señalar que los medios que tienen presencia allí son Mediterráneo Digital y El Diestro, los cuales no solo destacan por su afinidad a la extrema derecha sino también por su total carencia de calidad y rigor informativos. En cuanto a partidos políticos, tan solo Vox y Partido Popular tienen cuenta allí.

Visto todo lo anterior queda bastante claro que la variedad de opiniones no es precisamente el punto fuerte de Gab y tampoco es que importe mucho dado que parece que su objetivo no es dar voz a cualquier opinión, sino proporcionar una plataforma en la que las ideas más retrógradas no sean señaladas sino jaleadas. En Gab abundan los perfiles de gente que se autodefine como supremacistas blancos o directamente nazis; aquí pueden decirlo con orgullo y sin miedo a que nadie les contradiga sus miserias ideológicas, sino todo lo contrario, pues en esta red encuentran personas afines, deseosas de leer comentarios que concuerden con su ideología y que además no se van a preocupar por contrastar dato alguno.

Dicho todo lo anterior, también he de romper una lanza a su favor, pues mientras no se amenace o se difame a alguien –entendiendo la difamación como una acusación basada en hechos infundados-, la libertad de expresión es un derecho que hay que proteger. Es cierto que muchas veces la línea que separa algunas opiniones de la difamación es muy fina. Por poner un ejemplo, no es lo mismo afirmar que los inmigrantes son unos criminales –difamación- a decir que no confías en los inmigrantes –opinión-. Una podría ser constitutiva de delito mientras que la otra es simplemente eso, una opinión; despreciable por el racismo que emana, pero no ilegal. Sin embargo y aunque parezca una contradicción, no creo que la opinión sea algo que se deba respetar como tampoco censurar. Una opinión tan solo es un juicio de valor personal y como tal puede estar completamente equivocada, pero no por ello tiene que ser censurada y silenciada como tampoco respetada. Una persona puede opinar que su raza es superior al resto e igualmente yo puedo opinar libremente que esa persona es basura. No tengo que respetar su opinión, tan solo su derecho a decirla.

Mucho ruido y pocas luces

Darse un paseo por Gab puede ser algo completamente descorazonador; franquistas, nazis, machistas, racistas y en general, gente con un pensamiento y concepción del mundo completamente medieval y retrógrada pueblan esos lares huyendo de Facebook, Instagram o Twitter –o como ellos lo llaman, el pájaro rojo- en busca de un ágora en donde descargar toda su frustración y odio sin oposición ideológica. Al ver sus comentarios y razonamientos da la impresión de que el mundo ya no mira al futuro sino a los pasados más oscuros y terribles de nuestra Historia, como si no hubiéramos aprendido nada. Sin embargo, tampoco hay que perder de vista el hecho de que si toda esta gente está ahí es porque sus opiniones son mayoritariamente rechazadas por la sociedad, tanto por gente de izquierdas como de derechas. Parafraseando a Gandalf: «Hay otras fuerzas en este mundo, Frodo, además de la voluntad del mal. […] Y ese es un pensamiento alentador».