Más de 28.000 alumnos de escuelas secundarias ubicadas en la zona limítrofe de México con los Estados Unidos son atendidos por tercer año consecutivo por especialistas al presentar ansiedad, pánico, delirio de persecución y afectaciones postraumáticas, como consecuencia de la violencia que se vivió en Ciudad Juárez por las vendetas entre narcotraficantes y ejecución de alrededor de 8.000 personas entre los años 2008 y 2012.

Estas acciones de terapia psicológica se han venido realizando en 32 escuelas secundarias localizadas en Juárez y los municipios circunvecinos de Ahumada, Guadalupe y Praxedis G. Guerrero por personal del Comité Internacional de la Cruz Roja, conjuntamente con voluntarios de la Cruz Roja Mexicana y autoridades educativas de Chihuahua, a través del programa Abriendo Espacios Humanitarios.

El propósito fundamental es contribuir en la prevención, para mitigar las consecuencias humanitarias derivadas de la violencia organizada en la comunidad educativa de las escuelas secundarias.

Dora Elia Espinoza Cota, coordinadora regional del Programa, informó a Wall Street International que se ha decidido extender durante este ciclo escolar las acciones de apoyo psicológico -que se realizan por medio de terapias individuales y familiares, desarrollo de actividades artísticas, culturales, ludicas y risotérapia, así como de la capacitación de maestros para atender urgencias médicas- a instituciones educativas de nivel primaria y preescolar, en beneficio de más de 100 mil estudiantes.

Lo anterior, debido al exitoso programa, que ha contribuido en el establecimiento de una mejor convivencia escolar entre los alumnos, una conciencia con comportamientos humanitarios de respeto y protección a la vida, así como a la dignidad personal.

“Hemos aportado las herramientas indispensables para el desarrollo de actitudes y aptitudes relativas a la dignidad humana, principios, valores y derechos fundamentales”, dijo. Asimismo, aseveró que estas acciones han permitido reducir significativamente el impacto negativo de la violencia en la salud y las relaciones psicosociales de la comunidad estudiantil participante.

A la fecha, se han beneficiado 35.000 alumnos y alumnas de edades entre los 12 y los 16 años, 700 maestros y 40.000 padres de familia que radican en el entorno escolar.

Posterior a un tamizaje que arrojó como resultado algunas conductas de alto riesgo por parte de los alumnos en las instituciones de educación media, se fueron realizando las intervenciones en la capacitación del personal docente en primeros auxilios psicológicos y urgencias médicas, con el diseño de planes de contingencia.

Además de la respectiva terapia individual y grupal, con el correspondiente desarrollo de actividades psicosociales (muralismo, teatro y escultura). se imparten permanentemente cursos y talleres para padres de familia y trabajo comunitario.

Toda vez que detectaron que había en algunos casos tendencias suicidas, amenazas de muerte entre los estudiantes, agresiones físicas y verbales “subidas de tono”, además de una marcada deserción, acoso escolar y bajo aprovechamiento escolar; sociólogos, psicólogos y siquiatras determinaron la urgencia de actuar en consecuencia, ya que algunos niños y jóvenes manifestaron la necesidad de cobrar venganza por la muerte de sus padres -incursionando en las organizaciones criminales, pandillas- o de privarse de la vida.

La coordinadora regional del programa Abriendo Espacios Humanitarios sostiene que, mediante las acciones implementadas conjuntamente con el Comité de la Cruz Roja internacional, ahora los jóvenes tienen un rumbo y forma diferente de pensar. “Ahora tienen una actitud positiva para enfrentar la vida, porque adquirieron los valores humanitarios y establecieron el autocuidado, en tanto, a los maestros y maestras, se les capacitó para un estrés postraumático”, puntualizó.

Por su parte, el secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Alejandro Villarreal Aldaz, ha manifestado públicamente su gratitud a los maestros y maestras de preescolar, primaria y secundaria, por su loable labor y disposición por contribuir en la recomposición del tejido social.

Es decir, que en el trayecto de la casa a la escuela, miles de niños y jóvenes presenciaron múltiples hechos violentos de alto impacto durante cuatro años consecutivos, como los casos de hombres y mujeres descuartizados, estrangulados, acribillados, calcinados, degollados, o asesinados a golpes, así como asfixiados.

Los maestros jamás suspendieron clases, porque siempre estuvieron al frente de las actividades académicas, se vieron en la necesidad de asumir el rol de la figura paterna ante la ausencia de uno de los padres, víctimas de la violencia. Asumieron su trabajo no solo como maestros, sino también como terapeutas, enfermeros y psicólogos: “El temor a ser agredidos, asaltados, despojados de vehículos y sus pertenencias de valor o secuestrados siempre estuvo latente”, aseveró.

Cabe hacer mención que, desde el año 2013 a la fecha, se registra una disminución considerable en los actos delictivos por arte de organizaciones criminales, sicarios y extorsionadores.

De acuerdo a informes del gobernador del Estado de Chihuahua, César Duarte Jáquez, la recuperación de Ciudad Juárez es evidente y sostenida, toda vez que se ha logrado el rescate de los espacios públicos, más comensales en los restaurantes, reactivación de la vida nocturna en los centros de diversión, bares, cantinas y salones de baile. Además de la generación de empleos, creación de nuevos establecimientos comerciales y desarrollo de las actividades de manufacturación en cerca de mil empresas maquiladoras de exportación, con las respectivas inversiones millonarias.