Apretar y rechinar los dientes puede ser algo habitual en muchas personas aunque, en la mayoría de los casos, ni siquiera son conscientes de ello. Sin embargo, su mandíbula suena cuando mastican o un chasquido sonoro les cruje al bostezar. Parece algo sin importancia, pero son los primeros avisos de que hay que tener cuidado con nuestra dentadura. Estos son los síntomas iniciales del bruxismo.

El bruxismo es una dolencia producida por el hábito involuntario de rechinar, apretar y cerrar los dientes, ya sea durante el sueño o en el día. Está relacionado con el estrés, la ansiedad y la depresión. Por lo general, los síntomas agravan la angustia de la persona, lo que a su vez empeora los síntomas de la enfermedad. Por la noche, cuando liberamos la tensión acumulada de todo el día, tendemos a apretar la mandíbula, a veces con demasiada fuerza. El problema es cuando no lo controlamos y terminamos haciéndolo no solo durante la noche, sino también a lo largo del día. Esto ocasiona la contracción de los músculos maxilofaciales, dificultando, y en ocasiones impidiendo, que la mandíbula se mueva de forma adecuada al comer o bostezar. Si esto se prolonga, esta puede llegar a bloquearse y quedarte o bien con la boca cerrada o abierta y desencajada. Es entonces cuando la solución es la intervención médica para recuperar la posición normal.

Esta enfermedad odontológica que encuentra en el plano psicológico su principal desencadenante afecta, aproximadamente, al 15 % de la población. No obstante, al tratarse de un hábito involuntario, hay muchas personas que lo padecen y no lo saben, por lo que se estima que el porcentaje de afectados se eleva al 60% o 70%. El bruxismo no es una patología moderna, sino que, según cuentan historiadores, su primera referencia aparece en la Biblia. Pero en los últimos años, con las características de las sociedades contemporáneas, el bruxismo ha ido creciendo hasta verse acentuado con la crisis económica.

Además de la ansiedad, el estrés o la depresión, también son síntomas de bruxismo el dolor de oído, la sensibilidad a los alimentos calientes, fríos o dulces, la inflamación de la mandíbula, el dolor de cabeza o el insomnio. En caso de que estos síntomas sean recurrentes, se recomienda acudir a un médico especialista para diagnosticar la enfermedad y comenzar el tratamiento para reducir la dolencia. Por lo general, odontólogos o maxilofaciales apuestan por el uso de una férula de descarga.

La férula de descarga es una funda que se coloca en la mandíbula superior para evitar que toda la presión tense la musculatura al apretar los dientes de manera constante. Están hechas de un material que recibe el impacto mientras estamos durmiendo. Se crean a medida del paciente, ya que se adaptan a sus dientes superiores. De esta forma se consigue que los dientes no choquen y se desgasten. Pueden ser rígidas y blandas. Las primeras son muy parecidas a un aparato de quita y pon; y las segundas, van dirigidas a aquellas personas que rechinan los dientes pero sin apretar. Evitan el desgaste por la fricción que se origina al rechinar pero no impiden que la presión generada se vaya a la musculatura. Son muy similares a las fundas que usan los boxeadores.

Además de la férula de descarga, también existen distintas recomendaciones que facilitaran reducir el dolor y disminuir el rechinamiento de los dientes lo máximo posible. Algunas de ellas son aplicar hielo o calor húmedo en los músculos de la mandíbula inflamada, evitar comer alimentos duros o masticar chicle, beber mucha agua y, sobre todo, intentar reducir el estrés aprendiendo técnicas de relajación.

Para evitar que aparezca, se recomienda controlar la postura al dormir. Estudios apuntan que el bruxismo se da con más facilidad en personas que duermen tendidos de espalda. A su vez, se ha demostrado que el consumo de alcohol y tabaco también agravan los síntomas. Hay que aclarar que son factores agravantes y no causantes. Pero, sobre todo, deben controlar estos aspectos quienes son más propensas a padecerlo, como personas nerviosas, pesimistas, o agresivas.