«...en 1580 se tuvo noticias que el famoso Francis Drake había pasado el estrecho de Magallanes y que, después de saquear varios puertos, se dirigía a los de la Capitanía de Guatemala (...). Fue Drake quien abrió el Pacífico al corzo y la piratería… Habiendo llegado a California, la declaró anexada a la Corona Británica denominándola Nueva Albión…».

(Historia de El Realejo de Manuel Rubio Sánchez. Fondo Promoción Cultural, Banco América, Managua, 1975; Editorial San José, S.A.)

En 1859, el periodista, escritor y naturista alemán, Julius Froebel, publicó su libro Siete Años de Viaje, sobre su recorrido por Estados Unidos, México y Centroamérica. Recién llegado a Nicaragua, Froebel se encontró con el señor Frederick Chatfield, ciudadano inglés que desempeñaba funciones diplomáticas en representación de Su Majestad Británica. Ello le hizo pensar que era extraño que su país, Alemania, no tuviese representación alguna en esta región.

Un poco antes de la llegada del señor Froebel al istmo, a fines del año 1849, es enviado a Centroamérica como encargado de negocios de Estados Unidos el señor Ephraim George (E.G.) Squier, periodista, arqueólogo y diplomático quien publicaría en 1852 el libro Nicaragua, sus gentes y paisajes. Al llegar a la región centroamericana (independizada de España ya desde 1821), Squier no se dirigió a Guatemala, la capital regional. Sino que estableció su sede en la ciudad de Granada, Nicaragua, ya que parte central de su misión era el contrarrestar la influencia inglesa en la Costa Mosquita, y también con miras a la ruta interoceánica a través de Nicaragua que en ese momento era del dominio público.

La lucha por el control del istmo de Panamá

Al ser el centro geográfico del continente americano, América Central ha sido objeto de aspiraciones anexistas o, al menos, ha albergado zonas sobre las cuales potencias internacionales han buscado ejercer su influencia y control. Al llegar los españoles en 1502, y recorrer las costas este del ahora istmo de Panamá, intuyeron la cercanía del otro océano, que denominaron Mar del Sur, y las posibilidades de una fácil y corta vía de comunicación entre ambos océanos.

Inglaterra, la gran potencia naval de esa época, no dejó de comprender la importancia y alcances de una ruta interoceánica que pondría fin a la larga y peligrosa travesía por el Estrecho de Magallanes y el impacto que se tendría en favor del comercio en general y en el tráfico marítimo en bienes y personas.

Posteriormente, correspondió a la pujante joven nación del Norte de América el asumir tales aspiraciones. Ejerciendo el poder que le otorgaba su cercanía geoestratégica, Estados Unidos fue expandiendo poco a poco su influencia y poder hasta lograr ser el gran ganador. Y eso que no hemos mencionado los esfuerzos franceses en el mismo sentido.

Aquí, intentaremos recrear algunas de las no tan conocidas experiencias y aventuras británicas en el istmo centroamericano.

Gracias a los esfuerzos del corsario/pirata inglés, Francis Drake, colonos ingleses iniciaron labores de tala del árbol campeche, nativo de Mesoamérica y del cual se extraía tintes que abastecerían el mercado textilero en Europa. En un inicio, los españoles no se interesaron mucho por esta zona por carecer de metales preciosos, ser poco poblada, y la fuerte resistencia que le opusieron tribus indígenas (especialmente mayas). Pero estas zonas también eran propicias para el refugio y abastecimiento de naves piratas en sus incursiones contra las embarcaciones españolas que transportaban oro, plata y especias al Viejo Mundo.

En 1670, la Corona Española celebró el Tratado de Madrid con la Corona Inglesa, mediante el cual esta última se comprometía a ponerle fin a los ataques piratas. A cambio, España otorgaba licencia a los colonos ingleses para continuar sus explotaciones madereras, reservándose el dominio y soberanía sobre dichas tierras. Por varias décadas Inglaterra no reconoció formalmente a estos asentamientos como colonia inglesa. Es hasta en 1789 que procede a nombrar a un superintendente a cargo de dichas zonas de explotación maderera. Basados en ello, y ante el vacío español, los colonos ingleses procedieron a aplicar en este territorio sus propias leyes y a establecer formas de gobierno dentro del sistema inglés de administración política.

Asimismo, en 1740 la Corona Británica suscribe un Tratado de Amistad y Alianza con el grupo étnico de la población miskita de la provincia de Nicaragua. Los británicos establecen relaciones amistosas con estos grupos nómadas que habitaban la costa Caribe de Nicaragua, principalmente por el común rechazo al colonizador español. En base a tal Tratado, Inglaterra declara la creación del Reino de la Mosquitia con lo cual cercenaba casi la mitad del territorio nacional nicaragüense. De inmediato, dicho reino es privilegiado por los ingleses, llegando incluso a que la Reina Victoria apadrina al Rey Mosco y a sus descendientes (algunos llevados a ser educados en Jamaica).

El miskito era buen cazador y servía de proveedor oficioso a las embarcaciones inglesas (o de otro origen) de carnes comestibles (tortugas y manatíes) así como de agua potable para la continuación de sus viajes. Con el tiempo, los Miskitos fueron entrenados en el uso de armas de fuego e iniciados en el consumo del alcohol. Con lo primero, les otorgaron ventajas logísticas sobres otras etnias vecinas; con lo segundo, les enturbiaron sus formas de vida.

Inicialmente, los ingleses no oficializan el carácter de colonia inglesa a los territorios de la Costa Oriental de la actual Nicaragua. Pero la Corona inglesa mantiene un protectorado no oficial sobre la región miskita y defiende los intereses de los mismos ante las agresiones españolas. Mientras tanto, España había incorporado la Costa de Mosquitos y las islas de San Andrés a Providencia a la Capitanía General de Guatemala. En 1808, por medio de una Real Orden, dispone que se rehabilite el Río San Juan—el desaguadero del Lago de Nicaragua (también conocido como Cocibolca) hacia el Océano Atlántico—para la navegación, el comercio y el cultivo agrícola. Tal bula reafirma que la región estaba sujeta a la jurisdicción de la Capitanía General de Guatemala.

En 1818, fuerzas navales independentistas de Simón Bolívar se apoderan del Archipiélago de San Andrés y Providencia, declarándolo anexado a la Provincia de Cartagena, territorio de Colombia. Esta nación emergente ordena la prohibición del comercio entre la Colonia inglesa de Jamaica y la Costa Mosquitia y declara como ilegal todo intento de colonización en dichos territorios. Inglaterra no acepta las pretensiones colombianas y continúa acompañando al llamado Rey Mosco, quien toma posesión sobre diversas zonas de la Costa Mosquitia, avanzando hacia el sur de la misma, e izando su propia bandera.

Los españoles intentan, en diversas oportunidades, recuperar el pleno dominio sobre estas zonas, pero son repelidos por los colonos ingleses apoyados por la población esclava traída desde la colonia inglesa de la Isla de Jamaica. La mayor derrota la sufren los españoles en la batalla de Cayo San Jorge (sobre las costas de Belice) en 1798, y de ahí Inglaterra pasa a ejercer pleno control y apoyo sobre los colonos asentados en estas zonas.

Al concluir las guerras de independencia de España en 1821, se produce la independencia de las Provincias Unidas de América Central de la Capitanía General de Guatemala. Estas Provincias Unidas se niegan a reconocer el dominio inglés en tierras de la antigua provincia de Guatemala. Los ingleses entonces recurren a México y, en 1836, firman un Acuerdo por el cual se autorizaba a los colonos ingleses a continuar sus cortes y exportación de maderas (incluyendo la caoba) y tintes. Inglaterra poco a poco avanza en la usurpación de tierras guatemaltecas, y en 1862 declara formalmente como colonia británica dichas zonas, subordinándolas a la colonia inglesa de Jamaica. Denomina a esta zona Honduras Británica (British Honduras en inglés), lo que es ahora el Estado libre y soberano de Belice.

Por su parte, al llegar a Centroamérica a finales de los años 1840, el señor Squier viene sumamente inculcado de los propósitos y alcances de la doctrina Monroe. Fue en 1823 cuando el presidente norteamericano James Monroe promulgó esta doctrina, mediante la cual la potencia emergente de Estados Unidos afirmaba su apoyo a los nuevos países del continente americano, surgidos de las luchas independentistas. Además, declaraba en esta doctrina su rechazo a esfuerzos europeos por recuperar las colonias perdidas (España) o establecer nuevas colonias europeas (Inglaterra y Francia) en el continente americano.

Así se presenta un nuevo desencuentro entre la Corona Británica, por entonces la potencia naval más poderosa del mundo, y Estados Unidos, una nación de antiguas colonias británicas con proyecciones imperiales.

Ambos actores tienen su propia concepción y proyección futura sobre una muy factible comunicación interoceánica por la Región Centroamericana, la cual se proyecta construir a través de Nicaragua. A base de este interés, Inglaterra comprende que sus posesiones de Belice están ubicadas demasiado al norte del istmo e inicia un expansionismo hacia el sur. Así se apodera de la Isla Roatán y otras ubicadas frente a la Costa Oriental de Honduras (alegando ser partes del territorio de Belice), e incorporándolas como Islas de la Bahía (Bay Islands, en inglés).

El Reino Miskito

En agosto de 1841, el superintendente inglés de Belice y el rey Mosco desembarcan en el puerto de San Juan del Norte, en territorio de Nicaragua, donde proceden a declarar que el puerto y resto de la costa atlántica de Nicaragua le pertenecen al Reino Miskito (también llamado a veces Misquito e incluso Mosquito). Rebautizan el poblado allí existente con el nombre inglés de Greytown. Al mes siguiente, el embajador inglés notifica oficialmente al Gobierno de Nicaragua que el Reino Miskito es un protectorado británico y que sus límites se extienden desde el Cabo de Honduras, al norte, hasta la desembocadura del Río San Juan en el Océano Atlántico, al sur.

En 1842 Inglaterra designa un agente público residente, equivalente a un embajador, ante el Reino Misquito. Así, al llegar menos de una década más tarde al puerto de San Juan del Norte, denominado Greytown, el viajero alemán Julius Froebel comenta en su obra: «cuando llegué ahí el Cónsul Británico, acreditado ante el Rey de la Mosquita, gobernaba el puerto...».

En 1843 Inglaterra reconoce oficialmente la Independencia del Reino Miskito bajo su protectorado y lo incorpora a la colonia inglesa de Jamaica, la cual sería aliada y protectora de la nueva nación Miskita. A esas alturas, este territorio incluye en su población no solo a colonos ingleses, sino también a afrodescendientes transportados principalmente desde las islas caribeñas de habla-inglesa controladas por los británicos (Jamaica y otras).

Es más o menos en esta época que entra en acción la potencia emergente del ahora Estados Unidos en el marco establecido por la doctrina Monroe, e inicia presiones diplomáticas sobre Inglaterra y sus pretensiones sobre una posible ruta interoceánica. En abril de 1850, Inglaterra suscribe con Estados Unidos el Tratado Clayton-Bulwer, por el cual se comprometen ambas partes a impedir que potencias extrañas colonicen o asuman control de partes del territorio de la región Centroamericana, así como a evitar choque alguno entre ambas naciones firmantes.

Además, dicho Tratado establece que ambas naciones se comprometen a no construir un canal interoceánico sin la colaboración o consentimiento del otro. De construirse, se acuerda que se le declarará de carácter neutral, permitiendo el pase de embarcaciones de cualquier otro país. Sobre la costa Mosquita y otras posesiones inglesas, se acuerda un texto no muy específico que provoca interpretaciones diversas. A pesar de este tratado, Inglaterra continúa afirmando poseer derechos legítimos sobre Belice (Britsh Honduras), la Costa Mosquita (Costa este de Honduras y Nicaragua), y las islas de Roatán y otras (Bay Islands) ubicadas en territorio hondureño.

En 1857, Inglaterra desiste de oponerse al expansionismo de los Estados Unidos y sólo continúa manteniendo su reclamo sobre la futura construcción del canal interoceánico. Tres años más tarde, Inglaterra firma un tratado con Nicaragua en el cual renuncia al protectorado misquito, pero insiste en que se reconozca la autonomía del Reino Mosco, creándose la llamada Reserva Mosquita, lo que reduce la soberanía nicaragüense a una mera formalidad.

Cuatro años más tarde, en 1861 el Rey Mosco, Su Majestad George Augustus Frederic II, reúne en la ciudad de Bluefields a 51 withas—o alcaldes de la reserva—y decretan una Constitución Política de la misma, la cual notoriamente inspirada por el cónsul inglés y cuyo contenido refleja de manera general una normativa jurídica de carácter inglés. La misma mantiene al inglés como idioma oficial, idioma aún hablado por la mayoría de la población, usándolo aún más que el español (y, dicho sea de paso, en la costa atlántica de Costa Rica también).

Entretanto, después de sufrir Nicaragua su desbastadora Guerra Nacional, en su proceso de recuperación se incluye el poner fin a la irregularidad que representa la llamada Reserva Mosquitia. Es en el mes de noviembre del año 1894, cuando una operación militar del Ejército Nicaragüense toma la ciudad de Bluefields, ciudad principal, y la región donde se concentra la tal Reserva. Se declara la Reincorporación de la Mosquitia bajo la plena jurisdicción de la soberanía nicaragüense. Posteriormente, la Mosquitia es denominada Departamento de Zelaya en honor al presidente José Santos Zelaya, y como parte de la nueva División Administrativa del país.

A fines de los años 1880, tiene lugar la experiencia del empresario francés, Ferdinand De Lesseps, quien intenta construir el Canal interoceánico a través del istmo de Panamá.

Fracasado dicho intento, no es sino hasta en 1903 que el presidente de los Estados Unidos, Theodore Roosevelt Jr., asume dicha empresa y luego de independizar la provincia colombiana de Panamá (vanagloriándose con I took Panama), procede a construir el Canal Interoceánico de las Américas a través de la recién creada nación panameña.

Así, poco a poco con el avance de la segunda mitad del siglo XIX la influencia administrativa inglesa se va disolviendo, y EEUU va cubriendo el espacio que va dejando el Imperio en retirada. Construido el Canal de Panamá, los Estados Unidos se aseguran que ningún otro canal puede ser construido. Para ello, suscribe con Nicaragua el Tratado Chamorro-Bryan, obteniendo así una concesión vitalicia para la construcción de un Canal pero que expresa entre líneas que su objetivo es el impedir que cualquier otro país lo haga.

Gran Bretaña concede a la Honduras Británica el autogobierno en 1964. La Honduras Británica es rebautizada oficialmente como Belize en 1973, pero su independencia se ve obstaculizado por una reclamación guatemalteca de soberanía del territorio. Finalmente, alcanza la plena independencia en 1981, aunque Guatemala se niega a reconocerla hasta 1992. Soldados británicos se quedan para proteger Belice durante ese período de tiempo. Hoy, Belice sigue como miembro de la Mancomunidad de Naciones, anteriormente conocido como Mancomunidad Británica de Naciones (British Commonwealth en inglés).

Pero la influencia cultural inglesa se mantiene hasta hoy día en gran parte de la costa caribeña centroamericana. El inglés se mantiene como idioma principal en las costas atlánticas de Nicaragua y Costa Rica, y es el idioma oficial de Belice. También son ingleses los nombres de los descendientes de los ingleses que se quedaron y de los esclavos que llegaron a las costas centroamericanas desde las islas caribeñas británicas. Muchas de las comidas que se hallan en la costa caribeña centroamericana vinieron de las islas caribeñas inglesas. También hay grandes celebraciones en estas zonas de origen británico: el Palo de Mayo (May Pole en inglés) y una celebración única realizada cada 30 de septiembre— el Día de San Jerónimo—en Bluefields, Nicaragua, llamada el Desfile de las Nalgonas, donde los hombres se desfilan por las calles principales de Bluefields disfrazados con máscaras de mujeres del siglo XIX, y usando almohadas como polisones. Algunos llevan hasta tres almohadas como polisón, he ahí el origen de su denominación: las nalgonas.

Y como comenzamos con Sir Francis Drake, vale la pena destacar que él también continúa por estos lares, habiendo fallecido de disentería el 28 de enero de 1596, frente a las costas de Portobello, Panamá, tras sufrir una derrota en Puerto Rico. A manera de entierro, su cuerpo fue lanzado al mar en un ataúd lastrado. Sus restos nunca han sido hallados.