Nuestra alma (ánima- animado- movimiento) es la plena energía de nuestro ser, registra todo lo que somos a través de la emoción y reconoce la vibración de su entorno.

Hay personas que están en contra de la explicación mental de las emociones, suelen decir que «pierde la magia», pero hay que recordar que la magia proviene de los conceptos de la química.

Magia es la ciencia que todavía no fue descubierta, mago significa aquel que tiene el poder y por lo tanto sabe cómo manejar la realidad. La alquimia solo es el concepto mágico de la ciencia.

Normalmente relacionamos el plano emocional y sentimental con lo mágico, y es que cuando uno siente lo que ocurre no puede otorgar explicación, por lo cual se entiende como ciencia oculta.

Ciencia y espiritualidad se resumen en alquimia que no es más que el entendimiento de la materia creada por la energía, energía que nace de la mente espiritual.

La emoción es una consecuencia de lo mental.

Tenemos dos formas de entender el plano emocional:

  1. Recibiendo la fuerza para crear algo dentro.
  2. Crear algo dentro para proyectarlo fuera.

Somos esponjas que absorben lo que hay afuera para posteriormente traducirlo en una reacción emocional.

Lo que transforma nuestra vida al recibir información, transforma la vida de otros cuando la entregamos.

A esto se le suele llamar «reflejo», la otra persona no es un reflejo de mí mismo, sencillamente la otra persona recibe el sónar que emití y vuelve hacia mí como un eco.

Las personas son muros que devuelven la vibración de la energía emitida.

No somos espejos, somos resonantes.

Hay que reconocer qué pulso recibo de mi entorno y qué pulso emito a los demás.

Las neuronas tienen un determinado pulso eléctrico e intercambian información con carga positiva y negativa, esta información genera un pensamiento, y a este le podemos llamar alma o sinapsis.

Las neuronas de la Tierra somos nosotros.

Nuestra alma está en todos los espacios donde la energía pulsa. Tenemos un alma individual, conformada a su vez por un alma grupal que reúne millones de seres y finalmente un alma para todo el universo, llamada energía universal.

Identificamos al alma con el atributo creativo por poseer propiedad de polaridad. El positivo y negativo hace que la energía no deje de movilizarse y esté regida por un eje central.

Cambiar no es lo mismo que transformar. Cambiar es un concepto de polaridad y dualidad, transformar es un proceso de trascendencia y unidad.

En un círculo, cambiar provoca girar ciento ochenta grados, es decir del día a la noche y de la noche al día, el opuesto. Transformar provoca un giro de trescientos sesenta grados, nos permite así ver todos los puntos de vista y volver a dónde estábamos para crear una nueva versión de sí mismo.

Estos dos conceptos fundamentales provocan que nuestra energía pulse de una manera o de otra.

Con la transferencia energética los pulsos eléctricos nos ayudan a intercambiar información con el entorno.

Todo lo que recibimos a través de la transferencia energética es una percepción emocional desde el punto de vista del individuo.

Si direccionamos nuestra energía sin permitir que lo externo nos modifique, nos dirigimos al punto neutro, al equilibrio emocional.

No hay que controlar la emoción, hay que ordenar nuestra percepción de la energía.

Las energías son un idioma, el campo magnético es la traducción del idioma.

Es el estado de mi alma quien interpreta la emoción.

  • Toda emoción es energía positiva y negativa.
  • La energía positiva y negativa forma polaridad.
  • La energía polarizada crea un campo energético que nosotros llamamos alma o aura.
  • Nuestra alma registra la información a través de la transformación en las diferentes realidades y formas.