¿Cómo se puede explicar el impacto de un grupo musical inglés -tan lejano en el tiempo y el espacio- en un niño peruano de 12 años que al escuchar por primera vez los coros de Hey Jude le cambió la vida?

¿Cómo se puede explicar que The Beatles, se convirtiera en el grupo favorito de un niño millenial durante el explosión del invasivo reguetón en Latinoamérica, aún sin saber inglés?

Tal vez existan muchas razones. Tal vez ninguna. Pero lo que importa es que la buena música, la buena de verdad, no conoce de fronteras, ni barreras impuestas por el idioma, la época y su pertenencia cultural. Es por ello que, sus acordes, aún vuelan a miles de kilómetros sin pasar por fronteras ni aduanas para aterrizar a los oídos y corazones de millones de personas. Por lo tanto, no caben palabras para hablar de Los Beatles en un sólo artículo sobre su impacto cultural como el primer grupo «viral» y global de la historia.

Y es en este contexto de guerras y sentimientos de desesperanza que parece invadir a este menguante 2023, cuando llega -como obsequio navideño adelantado- una canción que parecía condenada al olvido y al polvo de la indiferencia, hasta que, gracias a un milagro tecnológico y a la inquebrantable voluntad de Paul McCartney a través de los años, llega Now and then, una balada de medio tiempo surgida de las cenizas de una grabación casera de John Lennon y el canto de cisne de los Fab Four que supone una despedida emotiva y casi perfecta, para una trayectoria legendaria. Según se cuenta, el cassette -rescatado por Yoko Ono- tenía la escueta inscripción «Para Paul». Por lo tanto, no sorprende que la obsesión de McCarney por sacar adelante la canción sea personal. Por todo ello, este resulta ser un lanzamiento que tiene mucha más importancia de lo que aparenta.

Porque Paul, simplemente cumplió uno de sus versos de su famosa Hey Jude: … take a sad song and make it better.

Y aunque muchos critiquen que Now and then, no es más que una «canción de John Lennon», técnicamente sí es una canción de los cuatro de Liverpool ya que la precaria maqueta de la que proviene, contiene arreglos de guitarra de George Harrison de las sesiones de Anthology de 1995, el impecable timing de Ringo Starr en la batería y los acordes de bajo, piano y coros de Paul. Esos criticones tal vez olviden que John compuso y grabó muchas canciones en solitario durante las sesiones de The Beatles (1968) con ayuda de sus compañeros.

El gran desafío para sacar adelante esta canción fue el de separar la voz de John del piano, ya que se trataba de una precaria grabación casera en lo-fi. Según un documental publicado por la banda, fue recién en 2022, cuando el oscarizado director -y beatlemaniaco confeso- Peter Jackson, tras estrenar el fascinante documental Get Back (2021) en el cual demostró su pericia para remasterizar largas horas de cintas viejas, aplicó una tecnología basada en inteligencia artificial, que le permitió extraer la voz de John y hacerla sonar con una pureza, fragilidad y delicadeza estremecedora. No se trata de una aberrante voz imitada por IA, sino de la voz del desaparecido cantante que parecía regresar, por última vez, a través del fantasma de su música. Una vez extraída esa perla melódica de la mina, los arreglos de Paul, George y Ringo, junto a los arreglos de orquestales de Giles Martin -hijo de George Martin, productor musical de los Beatles- por fin completaron el resto.

… take a sad song and make it better.

Y este lanzamiento llegó acompañado de un emotivo videoclip, también dirigido por Jackson, con imágenes de los cuatro en sus versiones beatle y actuales con un poderoso plano final en blanco y negro en una reverencia de despedida que ha generado tantas emociones incluso en entre los jóvenes «tiktokers», muchos de ellos cuyos padres ni planeaban conocerse durante los años sesenta. Incluso, el disco de vinilo una vez publicado, se agotó rápidamente de las tiendas disqueras de todo el mundo. ¿Cómo puede explicarse esto en plena época de la dictadura del streaming que vivimos? Sólo imaginen la reacción de asombro de un viajero del tiempo que llega desde 1967 al presente.

¿Nueva canción Beatle en 2023?

Tal vez porque sólo los Beatles, incluso a más de cincuenta años de su separación, podrían hacerlo posible. El poder de la nostalgia dirán muchos. No. Yo creo que es el poder de la magia de la música atemporal, intergeneracional, de una banda marcada por éxito y la genialidad, la euforia y la tragedia, que tal vez incluso en unos cien años, si a la humanidad aún se le permite habitar este mundo, temas como In my life o Something seguirán sonando en los parlantes para el placer de cualquier oyente.

Mientras tanto, sigamos disfrutando de Now and Then en replay, ya que en estos días, parece tener más sentido darle una miradita al pasado cuando el presente y futuro no parecen ser tan amables, como aquellos entrañables ecos sesenteros que reposan por siempre en las notas de unos acordes atemporales.