El amor es un tema sobre la que se han escrito millones de historias, de las que se han realizado millones de películas y es una de las palabras que seguramente más veces vamos a repetir en nuestras vidas. Pero generalmente se entiende como el amor a otros, específicamente a la pareja y a los hijos.

Pero resulta que yo estaba pensando acerca de empezar una historia de amor conmigo misma, ya que me he descuidado bastante. Y no quiero centrarme en cuestiones de autoestima o en sentirme segura y capaz. No. Ahora quiero de verdad hacer por mí lo que llevo haciendo por otras personas muchos años de mi vida. Quiero comprarme un regalo muy planeado para mí, algo que yo haga, o algo costoso, o algo que me sorprenda. Me paso el tiempo detectando lo que les gusta a otras personas o lo que necesitan, pero ahora quiero dedicarme un regalo a mí.

Quiero darme un espacio y esperarme a pasar mis altibajos el tiempo que yo necesite. Así como he tenido paciencia con los demás, ahora quiero tenérmela yo y entender que si llego a 2015 con mis kilos de más, mis múltiples pendientes, mis proyectos lentos, etc., no tendré una palabra de desaprobación ni tendré que explicar con mil escusas mis retrasos. Sencillamente se dieron y ahora los acepto, poniéndome nuevos plazos y dándome mi justo espacio.

Quiero tenerme mucho cuidado para no lastimarme. La gente hace cosas, muere, se va, y eso no debe hacerme feliz o desdichada. Hoy quiero ponerme un blindaje emocional y entender que mi esencia es mía y nada ni nadie fuera de mí me hundirá o me llevará a la cima. Esa es una elección que solo yo tengo.

Hoy voy a enamorarme de mí, mirándome con esos ojos con los que veo a los que amo, esos ojos que no ven cicatrices, canas, kilos, manías; sino que miran virtudes, atractivos y que se deleitan viendo al objeto de su amor.

Ahora me quiero comprender, tengo el resto de la vida para mejorar, hoy me voy a apreciar así como estoy.

Ahora voy a salir conmigo, voy a ir a algún lugar que me guste, aunque solo sea por sentarme a contemplar el espacio. Voy a llevarme a hacer algo que me gusta, ya sea jugar, bailar o comer, me voy a dar gusto y tiempo para mí, como mínimo una vez a la quincena, sin prisas, ni teléfono, no pensando en los problemas.

Perdono para liberarme yo. Y si las cosas van mal, simplemente fluyo, probablemente la solución no está en mis manos, así que agarro lo mejor y adelante.

Y ahora retomo la mejor sesión de hipnosis que he tenido, en la que me indicaron ver a la niña que fui, acercarme a ella y cargarla, abrazarla y ponerla en mis piernas y decirle que no tiene la culpa de nada y que todo saldrá bien.

Así que empiezo una historia de amor conmigo misma, con sus problemas y con sus soluciones, con SPM y con neurosis, pero una historia mágica, llena de aventuras, de cosas nuevas, de gente que llega y gente que se va, de flores y chocolates, de cine y de música, de respeto y fe, de facetas, de retos por desafiar, de desapego al resto del mundo y apego con alma. Pero una historia en la que sentiré mucha pasión por mí, por todo lo que soy y todo lo que hago.