¿Sabías que Google se inventó gracias a un sueño? ¿Y que si duermes poco es fácil que engordes? Las curiosidades sobre el sueño son inagotables y llamativas. Te contamos aspectos fascinantes sobre nuestra forma de dormir y cómo el sueño afecta a nuestra vida.

1. Tu cerebro encoge si duermes mal

Un estudio de la Universidad de Oxford, en Reino Unido, ha demostrado que cuando se duerme poco de manera continuada o la calidad del sueño no es buena, el volumen del cerebro va disminuyendo. Esta merma tiene una incidencia directa en el lóbulo frontal, temporal y parietal del cerebro, zonas donde residen capacidades tan importantes como el lenguaje, el equilibrio o el tacto, entre otras. Sin duda, es una de las curiosidades del sueño más llamativa.

«Y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el celebro, de manera que vino a perder el juicio»

(Miguel de Cervantes)

2. Las personas ciegas sueñan

Los ciegos de nacimiento tienen sueños repletos de sensaciones táctiles, de movimiento, de sonido… pero no visuales. Aunque es posible que sueñen con volúmenes que no logran interpretar como imágenes.

Aquellas personas que han perdido la vista a posteriori, sueñan exactamente igual al resto de personas. Tan sólo se ha detectado que tienen un mayor número de pesadillas porque experimentan sensaciones potencialmente más inquietantes. Y las pesadillas actúan como ensayos mentales que ayudan al cerebro al enfrentarlas en caso de producirse.

3. Tener un bebé implica perder hasta 800 horas de sueño

Los padres de un recién nacido pierden el primer año de vida del bebé entre 500 y 800 horas de sueño. La explicación es muy sencilla. Un bebé recién nacido tiene un ritmo de sueño corto llamado ultradiano, que dura menos de 24 horas. Por eso, se despierta cada pocas horas sin tener en cuenta si es de día o de noche. Como nuestro reloj está sincronizado con la luz solar, tenemos un ritmo de 24 horas llamado circadiano que difiere por completo con el de nuestro bebé. Hasta que no pasa aproximadamente un año de vida, el bebé no se adaptará al ritmo circadiano. De ahí que trastoque el nuestro y no nos deje descansar.

«Hay que trabajar ocho horas y dormir ocho horas, pero no las mismas»

(Woody Allen)

4. No siempre hemos dormido de un tirón

Es una de las curiosidades sobre el sueño que más llama la atención. Antes de la Revolución Industrial nuestra forma de dormir era muy diferente a la que hoy conocemos, la noche se dividía en dos partes y nuestro sueño era fragmentado. En realidad, este modelo discontinuo es propio de los mamíferos y curiosamente, el que tenemos los primeros meses de vida y cuando llegamos a la vejez.

El sueño discontinuo consistía en dividir la noche en dos tramos separados. Entre ellos había un espacio de vigilia que podía durar hasta siete horas y era muy valioso. De hecho, estas horas estaban libres de las ocupaciones y distracciones diarias, eran un tiempo que se usaba para llevar a cabo acciones vinculadas con el ámbito privado y la reflexión.

Se sabe que hay quienes lo usaban para meditar, orar e incluso comenzó a desarrollarse la interpretación de los sueños. Se dice que fue así porque en este espacio se daba la calma necesaria para percibir cosas más sutiles. Durante un tiempo también se usó como momento idóneo para concebir hijos.

Con la invención de la luz empieza a modificarse nuestro modelo de sueño. La noche comenzó a ponerse de moda y pasar horas tumbado en la cama se veía como una pérdida de tiempo. Es en este momento cuando aparecen los turnos nocturnos en las fábricas.

5. Al dormir, el cerebro elimina basura

Sí, de la misma manera que lo hacen los riñones, pero por la noche y para expulsar sustancias nocivas como las proteínas que están involucradas en el Alzheimer.

Al dormir se activa un sistema de limpieza que funciona como una red de tuberías y que los vasos sanguíneos del cerebro aprovechan para eliminar residuos.

6. ¿Sabes en qué momento sueñas?

El sueño se divide en cinco fases, la última de la cuáles es la denominada REM. En ella los ojos comienzan a moverse rápidamente y las ondas cerebrales son muy parecidas a las que tenemos al estar despiertos. Es en esta fase cuando se producen la mayor parte de nuestros sueños, en forma de historias.

Si nos despertamos justo en ese momento, recordaremos lo que estábamos soñando.

«Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo, despertar»

(Antonio Machado)

7. Google se inventó en un sueño

Es lo que contó Larry Page, el creador de Google, en su discurso de graduación en Michigan, en el año 2009. Según su propio relato, a los 23 años tuvo un sueño y se despertó pensando que sería estupendo poderse descargar toda la web, conservar sólo los enlaces y... ahí empezó todo.

8. Los turnos de noche acortan la vida

Son muchos los estudios que señalan que un trabajador que permanece 15 años en un turno nocturno, acorta su vida unos 5 años. Y es que se produce un gran desajuste en el ritmo circadiano natural de la persona. Esto le hace tener mayor fatiga, ser más vulnerable a padecer ciertas enfermedades y a envejecer más rápido.

Se recomienda que las personas que tienen este horario de trabajo hagan siestas diarias de al menos 30 minutos para compensar.

9. ¿Cuánto tiempo podemos estar sin dormir?

En 1977 el Libro Guinness de los Récords registró que la señora Maureen Weston, de Cambridgeshire en Inglaterra, permaneció despierta 18 días (449 horas). Al final experimentó alucinaciones y, en la actualidad, está prohibido realizar pruebas de éste tipo por el riesgo que implican para la salud.

«Cobra buena fama y échate a dormir»

(Anónimo)

10. Si no duermes lo suficiente, puedes engordar

Numerosos estudios han demostrado que aquellas personas que limitan sus horas de sueño presentan niveles bajos de la hormona de la saciedad, la leptina. Así, su sensación de hambre durante el día es mayor.

De la misma manera, la hormona ghrelina, que controla el hambre, aumentará y con su producción nuestro apetito. Así que, si quieres mantener tu peso ideal, empieza a dormir más.

11. Dormir acompañado por desconocidos

Era frecuente en la Edad Media, cuando se viajaba y se pasaba la noche en una fonda o venta. Varios viajeros solían compartir cama e incluso, mantas para arroparse.

Compartir el lecho se consideraba también un gesto de hospitalidad y, a menudo, se invitaba a los visitantes a compartir descanso en la cama del dueño de la casa.

12. Salas de sueño para los trabajadores

Empresas como Nike, Google o instituciones como la NASA tienen salas para que sus trabajadores puedan dormir la siesta. Se ha comprobado que entre 20 y 30 minutos de siesta hacen que el rendimiento aumente notablemente, por lo que las empresas empiezan a mirar al «sueño» como una actividad buena para la productividad.

13. Todos tenemos un reloj interno esencial para la vida

El ritmo circadiano es un ciclo de 24 horas que gestiona nuestro reloj biológico y regula nuestros sistemas internos, la alimentación, la temperatura, la producción de hormonas y los patrones del sueño.

Todas las funciones fisiológicas de los seres vivos se hacen con una periodicidad diaria constante, de manera que si dividimos el día en tres periodos de 8 horas cada uno, se ha comprobado que en cada periodo se producen diferentes funciones. Y su periodicidad está fijada en las células de nuestro cuerpo.

Es decir, cada individuo tiene un ritmo circadiano genéticamente establecido que regula nuestro sueño.

«El secreto de la creatividad está en dormir bien y abrir la mente a las posibilidades infinitas ¿Qué es un hombre sin sueños?»

(Albert Einstein)

14. España duerme poco

Los españoles dormimos unos 40 minutos menos que el resto de vecinos europeos. Esto incide en la siniestralidad laboral y en la somnolencia al volante que, curiosamente, es también más elevada que en el resto de la Unión Europea.

15. La mejor crema de belleza: dormir

Cuando dormimos, el número de horas que necesitamos evitamos que se produzca un estrés oxidativo excesivo, responsable de aumentar los radicales libres, moléculas reactivas que interfieren en la capacidad de la piel para producir colágeno. En consecuencia, el proceso de envejecimiento cutáneo se ralentiza.

Al despertar, la piel está más oxigenada y se ha regenerado con mayor facilidad.