La personalidad psicopática o psicopatía, es un trastorno de personalidad antisocial (TPA), vale decir, una afección mental por la cual una persona tiene un patrón prolongado de manipulación, explotación o violación de los derechos, de un individuo o de la sociedad, sin ningún tipo de remordimiento o sentimiento de culpa.

El individuo de personalidad psicopática busca imponer su voluntad, para satisfacer sus distorsionadas necesidades y deseos, sobre otros individuos que son vulnerables a su condición de poder. De ahí que psicopatía y poder sean dos términos que frecuentemente caminan de la mano.

Un capítulo reciente en la historia chilena sobre psicopatía y poder, se encarna en los personajes de Augusto Pinochet y Paul Schäfer, a quienes las circunstancias históricas les generaron el ambiente ideal para desarrollar y perfeccionar sus psicopatías. El Capitán General y el tío Paul fueron amigos entrañables que compartieron una pasión en común.

Los vínculos y las relaciones entre Schäfer y Pinochet han sido retratados, por ejemplo, en la serie documental Colonia Dignidad: Una secta alemana en Chile, disponible en Netflix, trabajo realizado por la productora germana Looks Medienproduktionen, a partir de la idea original del documentalista chileno Cristian Leighton.

Pinochet fue un ilustre visitante de Colonia Dignidad, y en su calidad de «presidente de Chile», gozaba de todos los privilegios, regalías y placeres que la Sociedad Benefactora podía entregar a tan alta autoridad. A cambio de ello, Pinochet les retribuía con protección y encubrimiento, al punto de permitirle que funcionase como un Estado dentro de otro Estado.

El sistema criminal que operaba al interior de Colonia Dignidad está reconocido en el Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación de 1991, cuyo resultado es conocido como Informe Rettig, y por investigaciones de Amnistía Internacional. Judicialmente se inician investigaciones contra Paul Schäfer a partir del año 1997, por abusos sexuales contra niños, huyendo de Chile y manteniéndose prófugo hasta el año 2005 cuando es detenido en Argentina. Finalmente tras ser extraditado es condenado por abusos y violaciones a menores de edad. Muere en la cárcel el año 2010, sin expresar remordimiento o culpa.

Colonia Dignidad era un enclave alemán dirigido por psicópatas, pedófilos y pederastas. Una organización perpetradora de crímenes de Lesa Humanidad y Genocidio.

Paul Schäfer y Augusto Pinochet, perpetraron crímenes de Lesa Humanidad, según se puede observar hoy a la luz del Artículo 1 de la Ley N° 20.357, que tipifica como crímenes de lesa humanidad «los actos cometidos como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil cuya comisión responda a una política de Estado o de sus agentes; de grupos armados organizados que, bajo la dirección de un mando responsable, ejerzan sobre algún territorio un control tal que les permita realizar operaciones militares, o de grupos organizados que detenten un poder de hecho tal que favorezca la impunidad de sus actos».

Observando lo dispuesto en el Artículo 11 de la misma ley, Schäfer y Pinochet, también cometieron genocidio, pues se tipifica como genocidio «la intención de destruir total o parcialmente un grupo nacional, étnico, racial o religioso, en su calidad de tal, realizando actos como matar a uno o más miembros del grupo; causar a uno o más miembros del grupo un menoscabo grave en su salud física o mental; someter al grupo a condiciones de existencia capaces de causar su destrucción física, total o parcial tales como la privación del acceso a alimentos o medicinas; aplicar medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo, o trasladar por fuerza a menores de 18 años del grupo a otro grupo, o se les impida regresar a aquél».

Fue el mismo dictador chileno quién acuñó la siguiente frase: «en este país –chile- no se mueve una hoja sin que yo lo sepa».

Entonces, teniendo presente la frase de Pinochet citada precedentemente, y según lo señalado en el artículo 14 del Código Penal chileno, que establece que son responsables criminalmente de los delitos: los autores, los cómplices y los encubridores; por lo tanto, Pinochet es tan responsable criminalmente como Paul Schäfer, esto es, son personajes de una misma mala calaña, despreciables, repudiables y asquerosos, rechazados incluso en los nueve círculos dantescos.

Otra de las frases de Pinochet fue: «Esto no ha sido nunca una dictadura. Ha sido una dictablanda». Sin duda alguna el dictador estaba en lo correcto, pues su gobierno siempre será recordado, entera y completamente, como una «dictablanda» para pedófilos y pederastas.

Paul Schäfer buscaba siempre estar bien informado de las personas que visitaban su enclave y mantenían relaciones con él, por lo cual los fichaba asignándole colores, según lo afirma el fichero de Schäfer el nazi Gerd Seewald.

Fueron destacados visitantes y huéspedes de Colonia Dignidad, entre otros, los siguientes personajes: Manuel Contreras (jefe de la DINA), Pedro Espinoza (segundo hombre de la DINA), Jaime Guzmán (ideólogo de la dictadura), Mónica Madariaga (Ministra de Justicia), Hernán Larraín (Senador UDI), Ignacio Urrutia (Diputado UDI), Beltrán Urenda, Sergio Onofre Jarpa, Sergio Diez, Ignacio Pérez Walker, Sergio Romero, Francisco Prat, Mario Ríos, Hugo Ortiz de Filippi, Bruno Siebert, Arturo Alessandri, Ricardo Martin, Olga Feliú, Sergio Fernández (Ministro del Interior), Santiago Sinclair, William Thayer, Carlos Bombal, Andrés Chadwick Piñera (primo del Presidente Sebastián Piñera), Evelyn Matthei, Jaime Orpis (parlamentario UDI), Juan Antonio Coloma (padre), Andrés Allamand, Jorge Ulloa (parlamentario), Fernando Gómez (militar), Guy Neckelmann (militar), Dante Iturriaga (militar), Miguel Krassnoff (militar), Rodolfo Stange (ex general director de Carabineros), Walter Robert Thieme (yerno de Pinochet), entre muchos otros tantos civiles, políticos, empresarios y militares que fueron colaborados de Schäfer.

Si bien el Golpe Militar en Chile del 11 de septiembre de 1973, se dio en el contexto de la Guerra Fría entre las superpotencias Estados Unidos y La Unión Soviética, países que luchaban por imponer su poder y sus sistemas económicos, políticos y sociales en el mundo. La intervención golpista militar en Chile destinada a evitar la instalación en el país de un régimen socialista, no tiene en lo absoluto ninguna justificación para instalar en Chile un régimen de impunidad para pedófilos y pederastas, los cuales vivieron y viven amparados por la oligarquía golpista chilena.

La oligarquía golpista chilena es cómplice, encubridora, sino autora, de crímenes de Lesa Humanidad contra un grupo de la población chilena y, particularmente, de delitos y crímenes sexuales cometidos de manera reiterada y sistemática en contra menores vulnerables.

En la actualidad existen en Chile personas y grupos ignorantes y fanáticos que ven en las figuras de Augusto Pinochet y Paul Schäfer a sus salvadores, héroes e ídolos dignos de imitar y seguir como ejemplos de vida; sin embargo, con un mínimo de esfuerzo intelectual es posible comprender que, si se comparan, por ejemplo, las mentes de Pinochet y Schäfer con las mentes de un Einstein, un Curie, un Gandhi, un Mandela, entre otras grandes mentes de la humanidad; Pinochet y Schäfer resultan ser dos bazofias humanas.

El pueblo chileno tiene el deber de recuperar su memoria histórica, tanto como acto de resiliencia, así como una forma de hacer justicia en memoria de sus víctimas que sufrieron a manos de la dictadura cívico-militar, encabezada por el desquiciado Capitán General Augusto Pinochet Ugarte.