Después de casi 17 horas de intensas negociaciones y fuertes discusiones durante semanas, por fin se puede decir que finalmente el Eurogrupo ha cedido a darle una tercera tregua a Grecia. 50.000 millones de euros ha costado el rescate a cambio de aceptar otro paquete de restricciones impuesto por parte de sus acreedores con el fin de reestructurar la deuda.

Por su parte, Alexis Tsipras se ha comprometido a adoptar una serie de condiciones a largo plazo que obligará a los griegos a hacer un esfuerzo mayor y ajustarse un poco más a las nuevas condiciones de vida que les esperan. Entre las medidas que se encuentran establecidas, se prevén nuevos anuncios en cuanto a los reajustes en las pensiones, alcanzar un déficit cero en las cuentas públicas, un fuerte endurecimiento en el mercado laboral, incluso reajustar el impuesto sobre el valor agregado (IVA).

La Unión Europea ha condicionado a equilibrar el reparto de los fondos con el fin de priorizar el uso del rescate. Los 50.000 millones de euros de la ayuda estarán destinados a recapitalizar los bancos para poder abrirlos cuanto antes, mientras que el resto del dinero, se invertirá en pagar las deudas e implementar planes de inversión que ayuden a salir a Grecia del hundimiento económico que se encuentran.

Cuando se habla de fuertes medidas económicas, nos estamos refiriendo a que los socios exigen fuertes privatizaciones dentro de la estructura económica que actualmente se encuentra en crisis desde su primer rescate en el año 2010. A pesar de que el Fondo Monetario Internacional advierte que la “situación es insostenible”, propone a los socios que a Grecia se le deberían ampliar aún más los periodos de carencias y las tasas de devolución, e incluso consideran necesarias las quitas a pesar de que los los socios no estás de acuerdo en está ultima medida.

Sin embargo, al inicio de está semana el panorama económico puede dar un giro muy importante para los helenos, a pesar de que el Fondo Monetario Internacional insiste en que se deben exigir más garantías, pide que Grecia tenga un plazo de 30 años para saldar la deuda y que posiblemente la cifra de la ayuda pueda ascender a 86.000 millones de euros con el compromiso de cumplir cada unas de las condiciones acordadas con los socios.

Claro está que este tercer rescate tendrá fuertes repercusiones en el futuro, ya que se espera que la deuda pública griega ascienda en los próximos dos años en un 200% del PIB.

De este modo, se espera que el gobierno de Alexis Tsipras logre sacar en esta oportunidad a Grecia del desfalco económico en que se encuentre el país y así logre evitar otro corralito bancario y una posible salida de la eurozona.