Si algo puede decirse de la música, de su historia y su presente, es que es rica y variada. Si quisieras ponerte a enumerar buenos temas uno detrás de otro podrías tirarte haciéndolo algunos años; incluso si solo te ciñeses a un estilo concreto te mantendrías entretenido durante unos cuantos meses únicamente nombrándolos, ya no te digo escuchándolos.

Una emisora que se quisiera dedicar única y exclusivamente al rock clásico podría estar retransmitiendo durante largo tiempo antes de que tuviese que repetir una sola canción, pues no solo de singles vive la radio. Además, tendría siempre nuevas canciones que incorporar al catálogo dado que a cada año que pasa más grupos entran a formar parte de la categoría de “clásicos”.

Este pensamiento probablemente recorrerá la cabeza de miles de personas cuando escuchan por la radio Hotel California por enésima vez; quizá mezclado con un punto de cabreo, pues quizá algunos de ellos recuerdan cómo esa canción fue especial en algún momento de sus vidas y siempre les reconfortaba escucharla de cuando en cuando. Sin embargo, todos esos bonitos recuerdos se van enturbiando a medida que te vas dando cuenta de que en realidad empiezas a odiar ese tema. En el fondo, sabes que es una gran canción y que te encanta, que de algún modo siempre te transportará a ese lugar de tu memoria y te traerá de vuelta esas buenas sensaciones, aunque cada vez con una intensidad menor. Quizá por ello esa prostitución a la que vemos sometidas ciertas canciones pueda llevarnos a sentir animadversión hacia ellas.

Periodismo musical

En teoría, una de las labores de un periodista musical consiste en escuchar una cantidad ingente de música para después hacer criba y elegir las piezas que a su juicio son más interesantes. No se trata de poner los singles que van llegando a sus manos, sino de elegir el tema o temas que más le hayan llamado la atención del disco.

Cierto es que hoy en día aún se puede captar alguna emisora en al que apuestan por poner algo más que singles y canciones clásicas manidas, pero lo más común que te puedes encontrar son emisoras dedicadas a los temas de “siempre”. Por el contrario, en Internet sí que se pueden encontrar sobrados casos de personas que por motu proprio deciden sacar adelante webs musicales merecedoras de ese apelativo. Estas personas se preocupan por buscar nuevas bandas, así como bandas antiguas que injustamente pasaron desapercibidas.

Y es que la figura del periodista musical siempre ha sido muy importante, pues no se trata de un pinchadiscos, sino de un periodista. Aplica su juicio y te expone las canciones que valora como más interesantes, al igual que un periodista financiero se empapa de todos los datos para después sintetizarlo todo dándole un sentido al conjunto. Lamentablemente, hoy en día esa figura es cada vez más rara de ver en los grandes medios y hemos llegado a un punto en el que alguien que solo escuche esos medios pueda llegar a creer que ya no se hace buena música, o que los grandes temas son los que son y ya está. Pero la realidad es que hay grandes canciones que nunca estuvieron en los grandes éxitos de su década y no por ello dejan de ser excelentes temas.

Es tiempo de nuevos clásicos

Se suele decir que no es que sean mejores las canciones de antaño, sino que son los buenos temas los que permanecen. Sin embargo, veo que en los grandes medios cada vez se le da menos relevancia a las nuevas canciones, a nuevas historias. Esta semana estuve viendo Star Wars VII y me llamaron la atención los trailers que pusieron antes de la película: remakes de Le llaman Body y El Libro de la Selva, así como la tercera parte de Kung Fu Panda y la segunda de Alicia en el País de las Maravillas, de Tim Burton; también hubo un trailer de The Walk, una película basada en una historia real. Todo esto de preludio para ver la séptima entrega de la saga galáctica –como se suele decir en los medios-, como colofón de un año que nos ha dado secuelas de Parque Jurásico, Terminator y Mad Max. En ese momento la idea que cruzó mi cabeza fue “ya no se apuesta por historias nuevas”; ya no hay historias nuevas capaces de formar parte del imaginario popular… ¿o sí?

La realidad, en mi opinión, es que todos los días salen nuevas historias, grandes historias, ya sean cantadas, contadas, leídas o proyectadas; pero quizá es más reconfortante para el público reencontrarse con esas historias harto conocidas y dejar la sorpresa para otro momento u otra vida. Y en este sentido asumo mi parte de culpa como público, pues caigo en los mismos errores que todos los demás, pero a lo mejor dejar esta reflexión por escrito me sirve de ayuda para cambiar eso. Como decía Bilbo: “Es peligroso, Frodo, cruzar tu puerta, pones tu pié en el camino y, si no cuidas tus pasos, nunca sabes a dónde te pueden llevar...”, lo cual es infinitamente mejor a no salir de la comodidad del hogar.