Carnaval y tango, una expresión social. El amor de una noche, un romance fugaz y despues la traición y el dolor.

Flores de un día solo son, si florecen en el carnaval,
las Colombinas y los Pierrots. Olvidan las promesas, de amor eterno,
pero tu recuerdo sigue en mí y no te puedo olvidar.

Era una noche que lloraban los violines
un triste tango de promesas olvidadas...
mientras la luna plateaba los jardines
un beso ardiente en la noche palpitó.

Mas el encanto, de aquellas horas,
al morir Momo se disipó.
Y con mi dolor a solas
lloré la muerte de mi ilusión.

(Letra del tango «Despues del Carnaval»)

La época de carnaval en Buenos Aires ha servido de inspiración a los poetas para escribir una cantidad muy grande de tangos. La temática parece repetirse una y otra vez, alegría y tristeza, amor y traición.

En mi experiencia de viajar por el mundo, pude descubrir que cada sociedad se expresa de diferentes formas en relación al carnaval. Por ejemplo, en Alemania, que es el país donde vivo actualmente, la gente llama al carnaval como «la quinta estación del año» y los festejos son muy particulares. El carnaval de Brasil mueve turismo mundial para ir a verlo y así en diferentes países con diferentes características, pero en mi ciudad, en Buenos Aires, los carnavales se festejaban obviamente bailando tango. Las milongas de carnaval, especialmente de los años 40 a casi finales de los 60, fueron la base del lanzamiento del tango. Fue una época donde se conjugaron situaciones únicas y cada factor aportaba elementos para que esos anos fueran de gloria para el tango.

La Gran Depresión de 1929 había limitado la corriente migratoria europea, de modo tal que una nueva corriente de migraciones internas estaba transformando por completo, cuantitativa y culturalmente, a la clase obrera.

A mediados de los años 40 se termina con la década infame que comenzó con el golpe militar del 30 y fue la primera dictadura del siglo XX.

Aparece Perón como líder político de la clase obrera y movilizador de masas.

Los 40 fueron años de gran crecimiento de la industria y de la clase obrera. Las transformaciones socioeconómicas anticipaban grandes cambios sociopolíticos. Una de las consecuencias directas de la Segunda Guerra Mundial sobre la realidad argentina fue el salto que dio el proceso de industrialización.​ Las fábricas se concentraron principalmente en el área suburbana de Buenos Aires y más de la mitad de los obreros de la ciudad vivían en esa zona.

El tango es una música popular que se transformó también en un baile de masas, a tono con la sociedad de la que formaba parte. Así cómo en las manifestaciones políticas de la época, principalmente obreras y peronistas, distinguidas por su desbordante masividad, y al igual que en los estadios de fútbol, repletos hasta más no poder; los bailes de carnaval en los clubes de barrio también eran masivos.

Los clubes que organizaban los carnavales más importantes de la ciudad de Buenos Aires eran Boca, River, San Lorenzo, Atlanta, Huracán, Vélez Sarsfield entre otros y según el tamaño de las instalaciones y el prestigio de cada club, llegaban a organizar milongas con varios miles de personas. Así, al compás del crecimiento de la ciudad de Buenos Aires, el tango era cada vez más una música urbana y cada vez menos una música del «arrabal» y de las orillas.

Además, en este periodo, el tango ya no pertenece a una sola clase, o a los «desclasados» de su primer origen; lo bailan desde los «bacanes», hasta los más «reos». De hecho, luego de su primera época asociada al puerto, al prostíbulo y al »malevaje», y luego de la admiración ganada entre las clases altas parisinas, el tango volvió a Buenos Aires para transformarse en un baile de todas las clases sociales. Estos masivos bailes de carnaval obligaron a las orquestas a aumentar la cantidad de músicos en su formación, para contener el bullicio y focalizar la concentración y se dice que en algunos casos las orquestas han llegado a los 50 músicos en el escenario.

Mi barrio está de fiesta con su mejor sonrisa
y una ternura extraña me invade el corazón.
Parece que las horas corriesen más deprisa
y que del mismo barro brotase una canción.
La murga de purretes, desafinando un tango,
machuca los oídos con destemplada voz...
Gorriones de mi barrio que vuelcan en el fango,
puñados de alegría que les regala Dios.

Carnaval de mi barrio, donde todo es amor,
cascabeles de risas, matizando el dolor...,
Carnaval de mi barrio, pedacito de sol,
con nostalgias de luna y canción de farol.

(Letra del tango «Carnaval de mi barrio»)

El carnaval inundaba Buenos Aires de fiesta y tango. Se cuenta que una noche en el Club Malcom cantaba Alberto Castillo y la cantidad de gente que quería entrar era tanta que se empezaron a agolpar en la Avenida Córdoba, al punto tal que cerraron el paso de los autos y Castillo cantó unos tangos para la masa desde la ventana del primer piso hacia la Avenida.

Siga el baile, siga el baile, de la tierra en que nací;
la comparsa de los negros, al compás del tamboril.
Siga el baile, siga el baile, con ardiente frenesí;
un rumor de corazones, encendió el ritmo febril.

Ven a bailar, te llevaré en las alas
de mi loca fantasía, quiero olvidar
con besos nuestras penas, torbellino de alegría.

(Letra del candombe «Siga el baile»)

La fiesta era masiva, la tristeza era personal. terminada la fiesta, solo quedaban imágenes que se trataban de recuperar, como dice el tango Cascabelito:

Entre la loca alegría volvamos a darnos cita, misteriosa mascarita
de aquel loco Carnaval. Donde estás Cascabelito,
mascarita pizpireta, tan bonita y tan coqueta, con tu risa de cristal.

Cascabel, Cascabelito; ríe, ríe y no llores
que tu risa juvenil, tenga perfumes de tus amores.
Cascabel, Cascabelito; ríe, no tengas cuidado
que aunque no estoy a tu lado, te llevo en mi corazón.

Mascarita misteriosa, por tener mi alma suspensa
me ofreciste en recompensa, tu boca como un clavel.
Y cuando nos despedimos, llenos de dulce embeleso,
el ruido de nuestro beso, lo apagó tu cascabel.

Por otro lado, el carnaval tomado en un sentido mas filosófico, aparece como un refugio momentáneo, como una negación de la realidad. Así como lo expresa el origen de la palabra disfraz, freza = «huella, pista», que sumándole la partícula negativa dis= «quitar huellas, borrar».

El mago Carnaval suena en las calles, ruidosos cascabeles de ironía,
muchachos, esta noche la corremos, del brazo del placer y la alegría...
La vida sin garufa es cementerio, y el alma sin amor, jardín sin flores
hay que gozar, porque la vida es corta, y entonar esta canción triunfal:

Todo el año es Carnaval, cada ser un Arlequín,
¿para qué vas a penar si la dicha está en reír?
Todo el año es carnaval, olvidate de sufrir,
qu'este mundo es un fandango, y una vez hay que morir...
Si el amor te trata mal, ¿qué te importa del amor?
Te ponés otro disfraz, que te oculte el corazón...

EL poeta y compositor argentino Dante Linyera, en el tango Yo me quiero divertir, hace decir a su personaje:

Yo esta noche me hago el loco. Son chispazos los desaires de la suerte
si la vida es mascarita de la muerte y esta noche es carnaval.
Disfrazadas nuestras almas de payasos, nuestros rostros de alegría
en el loco torbellinos de la orgía, a reír para olvidar...

Se puede observar en las letras, que no sólo fue descriptiva la visión que los autores tuvieron del carnaval. Vieron más allá del jolgorio, el comportamiento humano, los amores perdidos, la necesidad de evadir la realidad cotidiana para abandonarse a una fácil alegría. En resumen, eran versos con planteos profundos y dramáticos.

Algunos títulos, además de los que ya cite mas arriba, que hablan del carnaval son : Callejera, Carnaval, Carnaval de antaño, Carnavalera, Cocoliche, Colombina, Disfrazado, Disfrazate hermano, En el corsito del barrio, Esta noche en Buenos Aires, Este carnaval, La enmascarada, Mascarita, Melenita de oro, Otra vez carnaval, Papel picado, Pobre colombina, Ríe payaso, Sacate el antifaz, Sacate la caretita, Serpentinas de esperanza, Siempre es carnaval, Siga el corso, Soy un arlequín, Te conozco mascarita, Tirame una serpentina, Todo el año es carnaval.

El carnaval también fue motivo de inspiración a Gerardo Matos Rodriguez para componer uno de los tangos mas conocidos y escuchados del mundo La Cumparsita.

El carnaval fue un momento muy especial para el tango, también para los personajes que allí interactuaban, esos eventos masivos generaban encuentro inesperados, alegrías que duraban un momento, quizá solo los tres minutos de un tango y después la separación y la búsqueda de esa experiencia vivida con alguien que ni siquiera podría reconocer porque su disfraz no me lo permitía. Y la profundidad poética de los escritores ha generado maravillosos tangos que al día de hoy, los seguimos bailando y sintiendo la misma emoción, como lo expresa el autor en Este Carnaval:

No quiero que te duela mi pobreza,
ni empañe tu alegría mi tristeza.
Sólo quiero agradecerle al carnaval, por traerte esta noche hasta mi mesa.
Sonríe, como yo, vamos mi alma,
volvamos a vivir el viejo ayer.
Qué importa lo que sientan nuestras almas,
al alma quién la ve.

Sonríe, como yo, vamos princesa,
volvamos a vivir el viejo ayer.
Qué importa lo que sientan nuestras almas,
al alma quién la ve.