Era otro de esos días en el medio de cada semana. Lo único que transmitía vida era el agua que caía del cielo. Tenía el paso lento en el intento de no pisar una baldosa floja para que no explotara y me ensuciara. La gente caminaba por debajo de los techos, balcones o medianeras que encontraba con los paraguas abiertos amenazando con picar un ojo ante un mínimo descuido. La plaza estaba cerrada con las ramas de la poda desparramadas por todo su alrededor. Me distraje un segundo llegando a la puerta del subte ante un grito que anunciaba otra víctima de la inseguridad que se vivía, con el original retrato de tres policitas de la fuerza Metropolitana mirando como si no tuvieran que hacer nada. Baje con cuidado las escaleras para entrar a la estación, los escalones nunca tuvieron anti deslizantes y las cerámicas son muy resbaladizas. En el tiempo demorado que tardó en llegar la formación el andén se había llenado. Todos queríamos entrar. Todos, o la gran mayoría, estábamos en el transporte para ir a trabajar. Tenía que viajar once paradas para llegar a destino pero el servicio se cortó a la tercera estación por problemas técnicos. Las puertas permanecieron un rato cerradas hasta que las luces rojas se prendían mientras la persona que conducía informaba lo acontecido. El tiempo para normalizar el servicio era indeterminado. Algunos, pensando que se solucionaría rápido, permanecimos dentro del vagón mientras los demás se iban expresando lo que sentían. Otro día, otro problema en el subte. Pasadas las diez de la mañana salí a caminar para mimetizarme en un grupo que estaban reclamando al personal presente aun sabiendo que no servía de nada. El único oficial de la Metropolitana se retiró del lugar entre sonrisitas. Me acerque a un hombre que tenía la voz más alta y escuche todo lo que decía con atención. Cuando terminó le pregunté:

"¿Sabés que está pasando mientras vos te estas quejando?"

"No, la verdad que no tengo idea" me respondió, captando su completa atención y la de los allí presentes

"Mientras el subte está parado por problemas técnicos, en las boleterías no hay sistema, las máquinas de auto servicio no funcionan, las escaleras mecánicas y ascensores obligatorios no funcionan y los únicos perjudicados somos nosotros. Todos los días hay un problema diferente y el problema está en que el cambio no llegó para los que esperábamos el cambio. Las formaciones nuevas casi ni las usan, la capacidad de los trenes no solo no sirve para la cantidad de gente en hora pico sino que no hay una frecuencia que se cumpla. Además, la compra de formaciones nuevas que trajeron de china son más chicas. Los indicadores luminosos dentro de los vagones no funcionan. Incluso la voz que nombra las estaciones no dice nada o siempre informa erróneamente. Usted se queja por llegar tarde al trabajo por un problema técnico hoy, ¿cómo viaja un ciego o accede una persona que no puede caminar a las estaciones?. Mientras nosotros estamos hablando, el jefe de Gobierno que, desde que asumió no hizo apariciones públicas ni realizo gestión alguna, esta con el presidente y la jefa de Gobierno bonaerense presentando los nuevos vehículos para las fuerzas policiales y un proyecto para combatir la inseguridad, proyecto que ni siquiera se presentó en el Congreso para su análisis, modificación (si correspondiera) y rechazo o aceptación por la cámara para ponerlo en vigencia. Dato no menor, combaten la inseguridad y la jefa bonaerense vive por ese motivo en una base naval. ¿De verdad piensa que tirando la bronca acá va a servir de algo?.

"La verdad… aunque me queje de todo esto ni votar sirve, los políticos solo son guantes blancos" me dijo, mientras tomaba sus cosas y se retiraba del lugar en busca de un transporte alternativo.

Al salir, hice la fila para que me dieran un certificando que justifique la llegada tarde al trabajo y volví a las gotas que marcaban fuerte el ritmo de su melodía mientras me empapaba.