El director Jaume Balagueró debutó con éxito en 1999 con Los sin nombre y desde entonces ha mantenido una carrera irregular. En su filmografía hay proyectos de vocación internacional con mejores intenciones que resultados (Darkness, Frágiles), o proyectos alimenticios sobre los que es mejor correr un tupido velo (Operación Triunfo: La película). Sin embargo, en 2007 su carrera volvió a despegar con Rec, un estupendo filme que mezcla televisión en directo con muertos vivientes (una saga que fue menguando en interés en sus secuelas, hasta llegar a una cuarta parte que directamente fue olvidada por el público). En Mientras duermes, la cinta a la que dedicaré las próximas líneas, Balagueró apuesta más por los terrores cotidianos y la apuesta le sale bastante bien.

César (Luis Tosar) es el portero de un edificio de apartamentos y no cambiaría este trabajo por ningún otro, ya que le permite conocer a fondo los movimientos, los hábitos más íntimos, los puntos débiles y los secretos de todos los inquilinos. Si quisiera podría incluso controlar sus vidas, influir en ellas como si fuera Dios, abrir sus heridas y hurgar en ellas. Y todo sin levantar ninguna sospecha. Porque César guarda un secreto muy peculiar: le gusta hacer daño, mover las piezas necesarias para producir dolor a su alrededor. Y Clara, la nueva vecina del 5ºB (Marta Etura), no deja de sonreír. Entra y sale cada día radiante y feliz, llena de luz. Así que pronto se convertirá en el nuevo objetivo del juego de César. Se trata de un reto personal, de una obsesión.

En Mientras duermes, Balagueró abandona el género sobrenatural para construir una película de suspense a través de su personaje protagonista, un oscuro ser, incapaz de ser feliz, que solo consigue alivio cuando logra que sean infelices los que le rodean. Por ello centrará sus esfuerzos en hacérselas pasar canutas a la vital Clara, una muchacha con una perpetua sonrisa en la cara.

De este modo, Balagueró explora el mal que habita dentro del ser humano y plantea la inquietante cuestión de un portero con aviesas intenciones, un lobo con piel de cordero, alguien que tiene las llaves de todos los pisos y que puede entrar y salir a su antojo. Alguien cuyo carácter en apariencia afable esconde a un monstruo sin entrañas. Tan solo una niña del edificio, que no tiene nada que envidiarle en mala leche a pesar de su corta edad, sabe de sus manejos y le pondrá en ciertas dificultades, extorsionándole para no contar lo que sabe de él.

Al buen acabado de Mientras duermes ayuda la estupenda interpretación de Luis Tosar, que sabe dar vida con convicción a un personaje bastante cabroncete. También hay que destacar a Marta Etura, que las sabe pasar canutas como esa chica alegre y optimista a la que no le quitan la sonrisa las continuas trampas que le va tendiendo el siniestro portero. Así pues, nos hallamos ante una cinta de suspense en la que su director sabe mantener el pulso narrativo y que mantiene la intriga hasta el final. Una película bastante recomendable.