Su nombre es Lucila Godoy Alcayaga, el de Gabriela Mistral es un seudónimo. Ella señala qué lo usó por su gran admiración por Gabriel D’Annunzio y Frédéric Mistral.

Nació en Vicuña, un área rural pobre de Chile, en 1889 y falleció en Nueva York en 1957 a los 67 años a consecuencia de un cáncer del páncreas.

Fue una extraordinaria escritora, poetisa, pedagoga y diplomática chilena, y la primera mujer a quien se le otorgó el Premio Nobel en América Latina. Se le entregó por su excelente obra poética y por ser un símbolo de las aspiraciones idealistas del mundo. Entre lo más valioso de su obra está la ternura infinita que ponía a sus poesías y el conmovedor amor por los niños y los desvalidos, el importante papel de la mujer en la sociedad, en la diversidad sexual y en la equidad de la enseñanza para niños y niñas. Aparte del amor entre el hombre y la mujer, y entre todos los seres humanos que describió en sus libros.

Su infancia fue muy dura pues su padre, un maestro rural, abandonó el hogar cuando Gabriela apenas tenía tres años, teniendo su madre muchas dificultades para criarla. Ella señala que encontró años después una caja con poesías de su padre, lo que le encanto y la inclinó hacia la poesía.

Publicó su primer verso a la edad de 15 años en la prensa de su pueblo. Se hizo maestra de escuela, debido a su experiencia, pues le encantaba enseñar a los niños, pero nunca estudió formalmente para maestra por falta de recursos. Sin embargo, en 1910 convalidó sus conocimientos en una Escuela Normal de Santiago de Chile. Desde los 21 años prestó servicios de profesora en Liceos de pueblos chilenos. Durante 11 años recorrió trabajando como profesora en pueblos de todo su país. Finalmente concursó para una plaza de directora en el Liceo núm. 6 de Santiago de Chile, ganando el concurso, pero los profesores la rechazaban por su fala de estudios profesionales, pese a eso se sostuvo en el puesto un tiempo.

De joven, en 1906, tuvo un problema sentimental que la afectó de por vida, incluso para escribir. Se trató de un noviazgo trágico con un joven de nombre Romelio Ureta. En un pueblo al norte del país donde era maestra y él empleado del ferrocarril, romance que duró tres años y finalizó, porque él se suicidó por un problema en su trabajo. Ella lo consideró su único amor.

Su fama comenzó cuando envió a concursar a Santiago en 1914 en unos juegos florales, unos poemas, su trilogía de los Sonetos de la muerte, (en recuerdo a su trágico amor), con el seudónimo de Gabriela Mistral. Obra que fue premiada y publicada en diarios y revistas no solo en Chile, sino en el exterior. Eso le proporcionó gran fama e incluso un trabajo como directora de un liceo. Lo que gustó de sus poemas posiblemente fue la dramática intensidad y la fuerza lírica con evocación del dolor íntimo y la forma como invocaba a la muerte. Siendo una persona muy modesta, no asistió a recibir ese premio, ella estaba oculta entre el público en el teatro donde se premiaron las obras.

Su amplia producción, tocaba en especial temas para los niños, posiblemente influida por las canciones infantiles que de niña escuchó, sobre la maternidad, los desvalidos, sobre la naturaleza vista con cierto realismo mágico y como un canto a ella, a los enamorados, al dolor y a la muerte, a los derechos y sobre la emancipación de la mujer latinoamericana, al campesino con sus desgracias y pobreza.

Se señala que su lenguaje era sencillo y directo, despojado de todo amaneramiento, especialmente, en sus libros Tala, La Espera Inútil y Lagar. Para ella sus mejores obras son su libro Desolación, con los Sonetos de la muerte ya señalados, Oración de la Maestra, Ternura, Rondas de niños y el Poema de Chile, su último libro de versos, inconcluso, publicado después de su muerte.

Viajó mucho según se señala, ya que fue nombrada en diferentes puestos de Relaciones Exteriores de Chile: en los consulados en España, Portugal, México, Brasil, Italia y Estados Unidos. Además, visitó algunas naciones latinoamericanas, promoviendo la educación, los derechos de la mujer y leyendo sus obras.

Fue contratada por el gobierno de México en 1922 para colaborar en la reforma a la educación pública que el ministro de educación, José Vasconcelos de esa nación, realizó en su gestión pues eran muy buenos amigos y le pidió ayuda para reorganizarla. En especial se dedicó a preparar un programa de enseñanza rural y para ello publicó un libro titulado Lectura para mujeres, incluyendo a las indígenas. En 1923 hizo una gira por los Estados Unidos y Europa.

Su filosofía pedagógica se basaba en que creía en la importancia de una comunidad de enseñanza entre el alumnado, las madres y los obreros de la comunidad. La obligatoriedad de la enseñanza primaria, el derecho del niño a la salud y educación y si era posible darles educación secundaria ayudados por el Estado.

Aparte de maestra tuvo otros puestos de profesora en liceos y hasta en la Universidad de Santiago y en algunas instituciones educativas de Estados Unidos. En 1926 fue nombrada secretaria del Instituto de Cooperación de La Sociedad de Naciones en Ginebra.

Es indudable que en su obra poética fue influenciada por algunos poetas como Amado Nervo, Frédéric Mistral e incluso por Rubén Darío, donde tomó la ausencia de retórica y el lenguaje coloquial. Aunque hacia referencias concretas sobre el cristianismo en sus escritos, no se consideraba religiosa.

En el año de 1943 había adoptado un hijo de nombre Juan Miguel Godoy de un hermano fallecido. Lo había adoptado con la ayuda de su secretaria Palma Guillen. Estando ella en Brasil, al parecer por acoso en el colegio donde estudiaba, él se suicidó a la edad de 18 años, dejando muy afectada a la Mistral por años.

A ella no le gustaba vivir en Chile, por eso el Gobierno la nombro cónsul en Nueva York y delegada ante las Naciones Unidas. En Nueva York vivía en la casa de una amiga, Doris Dana una escritora que la admiraba mucho y era su representante, en una controvertida relación. Ahí había publicado su libro Desolación. El motivo por el cual no quiso ir a vivir a Chile se debió, según ella porque ahí sin fundamento se decía que ella tenía inclinación a la homosexualidad. No creo que tuvieran ningún documento o prueba de ello. Tanto ella como su amiga Dana negaban enfáticamente ser lesbianas, decían que su relación era de amigas o de maestra a alumna, Doris Dana era 31 años menor. Al morir le dejó su herencia a su amiga Dana, aunque la mitad de las ganancias de sus libros se las dejó a los niños de un pueblo chileno.

Las Naciones Unidas la reconocieron como una gran mujer y una personalidad partidaria de la paz y de los derechos humanos. Ella admiraba en especial a: José Martí, Neruda, Mariátegui y otros.

Estuvo en Costa Rica en septiembre de 1931, llegó a Limón en barco, dio conferencias y visitó escuelas y colegios. Apreciaba y era amiga de Roberto Brenes Mesén, de García Monge, Omar Dengo y Carmen Lyra, con quienes mantenía correspondencia. Antes de partir les dio un consejo a los intelectuales del país: cultivar lo nuestro y no imitar lo extraño, ya que las virtudes ajenas nunca serán nuestras. Recomendó a las mujeres luchar para alcanzar sus derechos políticos, pero sin dejar de ser mujeres.

En el mismo año de su muerte en 1957, sus restos fueron trasladados a su pueblo en Chile.

Notas

Alarcón, Justo. S. (2009). Biografía de Gabriela Mistral. Archivos de la Universidad Jaime I. Chile.
The Nobel Prize. Gabriela Mistral.
Oliva, M. (2010). Gabriela Mistral en Costa Rica. San José, La Nación, Ancora. 29 de marzo.
Teitelboim, V. (1991). Gabriela Mistral. Pública y secreta. Santiago. Ediciones BAT.
Wikipedia. Gabriela Mistral.
Zamora, C. (2007). Gabriela Mistral (1889-1857). En: AFUP-Tribuna, San José. 6-8.