Tanto el título como el subtítulo de este artículo obedecen a que mucho se me oye decir cuando hay que disculpar un barbarismo: «… pero si Carlos Fuentes decía ‘entós’ en lugar de ‘entonces’». Comúnmente figuran en nuestra conversación palabras recortadas (mutiladas) hasta con gracia. Ellas se suman a auténticos barbarismos, como en un programa televisivo sobre las palabras donde aparece un doctor en letras que de seguro no leyó lo que dijimos aquí sobre «apeído» en vez de «apellido», porque lo sigue diciendo mal. Por supuesto que no solo ellos, son únicamente dos casos, entre otros, de escritores y conductores especializados. ¿Pensarán que si hablan con toda perfección se oirán rígidos, afectados? En conclusión: todos, incluso grandes exponentes del idioma, usamos habitualmente unas palabras por otras; así que de plano no hay quien hable bien el español en toda circunstancia.

Estas notas se han escrito para señalar errores al hablar (en segundo lugar, al escribir) la lengua que personas como Fuentes honraron; a veces, no como Fuentes, desconocemos que estamos en un error y exclamamos, sorprendidos: «¡entonces, ¿cómo se dice?!».

Cuándo sí es válido comenzar a hablar con un verbo en infinitivo

En la entrega anterior escribí que evitemos comenzar una alocución con un verbo en infinitivo: «Comunicar que el día primero del mes próximo se reabre la línea, una vez renovada, del Metro», diciendo, por ejemplo: «Comunico a ustedes que el día primero del mes próximo se reabre la línea, una vez renovada, del Metro».

Hay que cuidar lo anterior y no caer en el horrible caso señalado, tan en boga. Pero hay un caso válido, cuando mencionamos una acción para bordar sobre ella: «Honrar a nuestros muertos nos educa, pues abrevamos de sus bondades»; «Descalificar a alguien porque piensa distinto a mí, es algo que no me verán hacer».

«Las ventas alcanzadas son muy elevadas», no «Las ventas alcanzadas son impresionantes»

Revisemos algunos ejemplos del uso muy común que se da al término «impresionante»: «Las ventas alcanzadas son impresionantes»; «El veterano líder aún congrega impresionantes masas». Sería preferible: «Las ventas alcanzadas son muy elevadas»; «El veterano líder aún congrega amplias masas»; usando nuestro idioma en su vasta diversidad, no con una sola palabra para todo.

Hay que tener en cuenta lo que ese término significa: «1. Que impresiona. 2. Que causa gran impresión, en especial asombro o admiración». Lo que significa que usarlo en los ejemplos iniciales puede ser incorrecto, pues —además— ¡no a todos les causaría gran asombro esas situaciones! (una herida «impresionante» para el padre de un herido, para el médico que lo atendió es «muy grande»; la «impresionante» derrama de aceite en el Golfo de México a ojos de un nadador, para un marino sería tan solo «muy extendida»).

Este adjetivo calificativo va muy bien, sin que, por supuesto sea su único uso, para lo monumental y lo macro. Lo monumental, como sería algo arquitectónico, o bien lo macro, lo que sobresale de las medidas comunes, como una vasta extensión geográfica; contemplarlos nos causa «asombro o admiración».

¿Cómo está eso de «Te espero en las afueras de los cines»?

Cuando decimos: «Te espero en las afueras de los cines» nos expresamos mal, pues «las afueras» debe usarse para los alrededores, pero de una población (desde el caserío hasta la urbe), no de una casa ni un establecimiento. Es el caso de «La Guardia Nacional se limitó a apostarse en las afueras de Huetamo», donde la voz «afueras», que más bien es la locución «las afueras», se refiere a las orillas o alrededores de un poblado.

Magna cum laude no es el máximo honor al sustentar cierto examen académico

Con la vista puesta siempre en que escribo desde la perspectiva mexicana —no necesariamente universal—, cuando dentro de un examen para obtener grado académico se pronuncia el jurado por Magna cum laude (del latín, traducible como «con gran alabanza») suele entenderse que el sustentante obtuvo la más alta distinción… No es así o no debería serlo.

Existe un pronunciamiento más, este sí supremo: Summa cum laude («con la máxima alabanza»). Rara vez se otorga. En algunas instituciones es el resultado de un ciento por ciento de acierto, ni un solo error, en las pruebas (tesis, examen, investigación…) que ha presentado el estudiante.

En ninguno de los dos casos hay uniformidad en lo académico para su emisión, muchos no hemos tenido noticia jamás de alguna Summa cum laude, pese a haber visto casos de cumplimiento perfecto de aquella obligación escolar.

En cuanto a cómo deba pronunciárseles, hay un detalle, debemos decir «‘Maña’ cum laude». Eso se debe a que la frase ha quedado importada por nuestro idioma tal como es en latín, sin españolizarse (es un extranjerismo no adaptado, de la familia de los préstamos léxicos). Por lo mismo su escritura será entre comillas o, más común hoy en día, con letra cursiva y se leerá como en su original.

Para terminar

Concluyo de una manera que he de repetir en tantos artículos sobre nuestro idioma y sus incorrecciones como me sea dado escribir: recuerde que, con su lenguaje, ya sea oral, ya sea escrito, los demás se forman una imagen de usted; más aún, para algunos el lenguaje será lo único que cuente de usted, su valor estará dado por sus palabras. ¿Es eso válido?, ¿es ético? No lo sé, en parte no, pero ocurre.

Obituario

Astrud Gilberto

De una manera circunstancial cayó, por decirlo así, en el bossa nova con una grabación donde su nombre no pintó (literalmente, pues no apareció); más tarde, llegaría a ser una de sus más memorables voces. Lo transportó, incluso, hasta la lengua inglesa.

Era Astrud Gilberto, cantante brasileña que partió finalmente en junio de este 2023. En su maleta llevaba una época histórica de la música latinoamericana.

La voz de Astrud Gilberto. Una muestra, para el recuerdo.