Hay vidas de matrimonios con violencia cotidiana, por costumbre, así como hay otras donde reina en diversos grados la calma. Por lo contrario, en la historia que vamos a ver priva al parecer genuina paz —aunque en un contexto de machismo— mas súbitamente irrumpió la violencia, un rompimiento incluso no planeado, crisis que nunca se previó; además, esta violencia no fue de manotazos ni verbal, llegó a las balas.

Joven y privilegiada

La joven de menos de 20 años María Teresa de Landa vivía feliz: con aquella clase de felicidad (educación esmerada, desahogo material, porvenir sin nubarrones) que da la posición acomodada y sabiendo servirse de ella. Su acervo fue de tal manera firme que a la postre sirvió de base para una madurez y una senectud consagradas al campo académico.

Miss México 1918

Ha hecho falta apuntar que nuestro personaje aunaba a sus prendas la belleza física, por lo que sus amigos y admiradores la inscribieron al concurso Miss México 1918 que se estrenaba en el país. Por cierto que, en la fase mundial, que entonces se denominaba distinto a como ahora, celebrada en Galveston, Texas, pese a que María Teresa conquistó a un buen sector de la prensa y del público, no obtuvo el triunfo.

Se casaron, y vivieron…

Un treintón, el general Moisés Vidal Corro, logró que la jovencita Landa se fijara en él, toleró su participación en el concurso, pero enseguida la hizo su esposa a tan corta edad; fue una transgresión más de ella a las normas familiares, pues fue en secreto. Ante los hechos, el padre contrariado solo atinó a exigir la boda por la iglesia.

La vida promisoria y ya brillante de Tere devino confinamiento. El militar en los hechos la mantuvo en su casa, le prohibió leer la prensa por estar llena de notas escandalosas e inmorales…

La revelación y el crimen

En aquellas condiciones María Teresa, mientras su esposo leía en un sillón, vio junto al arma que él usaba un periódico, lo tomó leyendo en él que la esposa de su marido, ¡María Teresa, también! Herrejón, madre de dos hijas, lo denunciaba por bígamo.

Tomó el arma, le reclamó, cuando el militar titubeante —dicen que burlándose de su cónyuge— se le acercaba ella le disparó repetidamente, luego —según dijo de Landa— intentó suicidarse, pero el cargador ya no tenía cartuchos.

Los pasos de la escena los conocemos por la bella, pues no hubo testigos.

El juicio

En el juicio (celebrado en lo que hoy es el Centro Escolar Revolución, situado donde confluyen Arcos de belén y Niños Héroes, Ciudad de México) hubo además tres figuras relevantes: el fiscal, el abogado de la autoviuda y el jurado popular. Mas el centro de la atención lo ocupó María Teresa de Landa, vestida de negro, mortificada, pero —a querer o no— impactando con su señorial imán al auditorio.

Fue un duelo de abogados. Por un lado, el fiscal, por otro, el defensor. El fiscal, para poner en mal a la acusada ante el jurado, la presentó como una desvergonzada que se hacía retratar con poca ropa (había sido en traje de baño, lo máximo de mostrar el cuerpo en una de las etapas del concurso previo). El defensor pertenecía a un afamado despacho de quienes, más que argumentar técnicamente, eran magistrales en persuadir a los ansiosos presentes. El jurado, que integraban vecinos con diferentes actividades, fue el último de su tipo en México.

Se cree que la presencia impactante de María Teresa de Landa, la imagen de víctima de una estratagema, la reacción en defensa de su dignidad y las 5 horas que a su defensa dedicó su abogado consiguieron el efecto buscado: fue absuelta.

Una duda

En el marco de que la beldad tenía prohibido el revisar la prensa, ¿qué hacían el periódico con la drástica noticia y el revólver tan a su alcance?

Obituario

Cristina Pacheco

Uno les pregunta cómo le hacen, y contestan que «ahí la van pasando», y se ayudan unos a otros. Hay mucha imaginación […], la gente realiza las tareas más increíbles para sobrevivir, inventa oficios (Cristina Pacheco).

La periodista y narradora mexicana Cristina Pacheco murió en diciembre de 2023.

En sus crónicas se caracterizó por dar voz a los que no la tienen (esa es la frase consagrada, aunque definitivamente debiera ser esta otra: «dar voz a los que les es negada»). Lo hizo mediante su longevo programa de televisión Aquí nos tocó vivir.

Pudiendo perfectamente dedicarse a escribir sus experiencias con la intelectualidad a la que fue muy cercana, se entregó más que nada al periodismo social. Por ello el pueblo y la crítica la reconocieron unánimemente, de modo que decir en México «Cristina» es referirse a la dama que acaba de partir.

La Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la ciencia y la Cultura) por medio de su comité en nuestro país inscribió un lote de aquellos programas televisivos en su «Memoria del Mundo», programa dedicado a preservar los documentos más merecedores de acreditar el paso del ser humano por el planeta.