En un mundo como el nuestro en el que coexisten un sinfín de culturas de lo más diversas, es muy normal que en ocasiones lo usos y costumbres se entremezclen entre ellos dando lugar a cosas nuevas. La fusión entre culturas ha supuesto la creación del sushi japonés moderno o la gastronomía chino-estadounidense, y ambas han argumentado que reflejan la su identidad cultural. Sin embargo, en muchas ocasiones no se trata de una «mezcla» sino a una apropiación que no hace otra cosa que banalizar los signos de identidad de una cultura solo porque están de moda.

La apropiación cultural es la adopción o uso de elementos culturales por parte de miembros de otra cultura. También se conoce como apropiación cultural indebida ya que a menudo se la considerada una violación del derecho de propiedad intelectual contra la cultura de origen. También es inevitable cuando múltiples culturas se juntan, la apropiación cultural puede incluir usar tradiciones, comida, símbolos, tecnología, lengua y canciones.

Debido a esta práctica en muchas ocasiones, los elementos culturales se pierden o distorsionan y algunas personas pueden llegar a ver estos actos como una profanación ya que algunos de estos símbolos de identidad se convierten en clichés, modas o juguetes exóticos por la cultura dominante.

Un ejemplo claro es el hecho de tatuarse símbolos celtas o religiosos e incluso caracteres en otros idiomas (hindi, chino o japonés) sin conocer realmente el significado de los mismos.

Aunque no es un término nuevo, siempre ha estado rodeado de polémica ya que hay quien considera que es algo nocivo y con lo que hay que acabar pero hay también quien piensa que en realidad es algo que no existe ya que es normal que elementos de diferentes culturas se entremezclen con el contacto. De hecho, la apropiación cultural tiene un gran peso en el desarrollo de las civilizaciones. No obstante, la critica a este tipo de práctica es sobre todo por que se frivolizan los elemento culturales.

En el canon occidental y blanco, los grupos que son víctimas de la apropiación cultural más frecuentemente son los afroamericanos, pueblos de Asia oriental y pueblos indígenas. Un claro ejemplo es la apropiación de peinados y estilos propios de la cultura africana o afroamericana por gente blanca. Durante muchos años las mujeres africanas o afroamericanas se han visto obligadas a alisarse el pelo, lucir pelucas o extensiones para ajustarse al canon de belleza y no ser marginadas Sin embargo, la gente blanca puede tranquilamente usar rastas o hacerse las trenzas porque para ellos es cool, está de moda y no tienen que enfrentarse a prejuicios.

Son muchos los famosos que han sido acusados de apropiación cultural, como Katy Perry por actuar disfrazada de geisha o incluso la mediática Kim Kardashian por lucir un peinado de trenzas, que fue bastante elogiado; sin embargo, fue la actriz afroamericana Zendaya la acusada de «oler a pachuli o marihuana» por ir con rastas a una la gala de los Oscar de 2015.

Pero no hace falta ser famoso para ser partícipe de esta apropiación. Hace unos meses la estadounidense Keziah Daum fue señalada por los usuarios de las redes sociales tras vestir un traje tradicional chino en su fiesta de graduación, en un instituto de Utah. Daum subió a su cuenta de Twitter fotos con la indumentaria, y desde el primer momento le llegaron las críticas por considerar el uso de su vestido como una apropiación cultural.

Aunque es un término que en un principio puede parecer vago, lo cierto es que hay que tener respeto sobre los elementos de una cultura ya que el hecho de frivolizarlos puede llegar a ofender a quien sí que pertenece a ella. Antes de hacerte un tatuaje, un piercing o o comprar alguna figura que puede tener un carácter simbólico o religioso, hay que pensar si de verdad entendemos lo que hacemos o si simplemente es una moda.