Perú es uno de los doce países más biodiversos del mundo. De hecho, es el noveno país con mayor cobertura de bosques, aunque se sitúa en el cuarto puesto si nos centramos exclusivamente en los bosques tropicales. Por tanto, esto le convierte en una mina importante en la lucha contra el cambio climático y en la conservación del trópico. En este contexto, el MDE (Mecanismo Dedicado Específico) se centra en empoderar a las comunidades indígenas de la Amazonía peruana para que estas puedan controlar y frenar la alta deforestación de sus territorios.

Según el informe de “Estrategia Nacional sobre Bosques y Cambio Climático”, Perú ocupa el cuarto lugar entre los siete países amazónicos en términos de tasa de deforestación, después de Brasil, Venezuela y Bolivia. Sin embargo, el ritmo de la deforestación se está acelerando a un nivel preocupante. De hecho, se han perdido alrededor de 1,4 millones de hectáreas de cobertura de bosque entre los años 2000 y 2013, según estima la organización WWF.

En este clima de deforestación masiva a nivel mundial, surgió el MDE con el fin de dar soporte a iniciativas de las comunidades indígenas y locales de los países que forman parte del Fondo de Inversión Forestal (FIP). En Perú, este proyecto ha recibido el nombre de Saweto, haciendo así un homenaje a los cuatro líderes Asháninkas que, en el año 2014, fueron asesinados por defender sus tierras.

Poco tiempo después de haberse celebrado la XXI Conferencia sobre el Cambio Climático, celebrada en París, hemos hablado con Liliana Lozano, la Gerente Senior de Pueblos Indígenas de WWF Perú, para que nos adentre un poco más en esta realidad que no solo afecta a la Amazonía, sino a todo el planeta.

La deforestación en Perú

Tal y como señala Lozano, en el gobierno peruano existe un conflicto de intereses entre los distintos ministerios. Por un lado, el Ministerio del Ambiente enfoca sus esfuerzos en conservar los bosques amazónicos, mientras que los Ministerios de Economía y Agricultura buscan flexibilizar las normativas para hacer uso de los recursos de la selva. Parte del problema se debe a que muchas de las tierras peruanas no están registradas a nombre de nadie, por lo que ha sido medianamente fácil que se haya cambiado el uso de algunas tierras por el de la explotación agrícola o, en menor medida, el de la extracción de recursos.

Con esta pugna como fondo, Lozano encuentra la solución en “la asignación de territorio a pueblos indígenas”. Los bosques de Perú representan el 57,3 % del territorio nacional, una cifra tan elevada que dificulta la labor del Ministerio del Ambiente. Por ello, parte de la solución va enfocada en fortalecer a los gobiernos regionales para que estos supervisen la deforestación, legal o ilegal, de los bosques. Teniendo en cuenta que el 48% de la deforestación tiene lugar en territorios sin orden legal, es conveniente además darles un dueño registrado a estas tierras. Esto no aplacaría el problema, pero sí lo minimizaría.

Los fondos para la preservación de bosques

Cuando hablamos de la lucha contra el cambio climático, estamos hablando de mitigación y adaptación. La mitigación está compuesta de dos vías: Por un lado, se centra en la reducción de gases de efecto invernadero y, por otro, en la protección de los bosques para que estos puedan absorver mayor cantidad de CO2. El mecanismo REDD, creado en el marco de la Convención del Cambio Climático, transfiere fondos a los países con el ánimo de conservar sus bosques y reducir las emisiones derivadas de la deforestación.

En torno a las conversaciones contra el cambio climático, y especialmente en el marco que rodea al mecanismo REDD, la población indígena se ha ido haciendo un hueco cada vez mayor en el diálogo y toma de decisiones. Tal y como apunta Lozano, al fin y al cabo, “los indígenas son los verdaderos habitantes de esos bosques”. Por ello, hoy en día, se reclama que los fondos no lleguen solo a los Estados, sino que también lleguen de manera directa a las comunidades indígenas.

El papel de la comunidad indígena en el MDE Perú

El Programa de Inversión Forestal (FIP) destina fondos tanto a gobiernos como a localidades indígenas. Mientras que el que va destinado a los gobiernos recibe el nombre de plan de inversión forestal, el que va a las comunidades se ha denominado fondo de Mecanismo Dedicado Específico para pueblos indígenas y comunidades locales. Lo interesante en torno a este proyecto es que el fondo del MDE es gestionado por los propios indígenas a través de un comité que ellos mismos establecen. Es decir, se fortalece la capacidad y gobernanza de las poblaciones locales haciéndoles partícipes de las tomas de decisiones. En el caso de Perú, las comunidades indígenas seleccionaron en concurso a WWF como la organización encargada de gestionar los 5,5 millones de dólares recibidos.

El MDE de Perú tiene una particularidad: Las comunidades indígenas abogaron por centrarse en la titulación de las tierras y en el reconocimiento de los propios pueblos nativos. Se ha priorizado más de un 60% del presupuesto a registrar los bosques para así disminuir las amenazas externas. De igual manera, han priorizado el reconocimiento de comunidades indígenas, puesto que algunas aún no se encuentran registradas. Esto implica que no pueden reclamar territorios, por lo que no pueden defenderse contra la deforestación. Estos son los objetivos del MDE de Perú en cuanto a la mitigación. Sin embargo, también se trabaja en proyectos de adaptación, sobre todo dedicados a mujeres, aunque también enfocados a acciones de agroforestería y piscicultura. Uno de los objetivos clave del MDE Saweto es que las comunidades puedan avanzar de una manera sustentable, “desarrollando una economía local que no dependa de los bosques como un recurso de extracción de madera”, remata Lozano.