En 1802, en Inglaterra, se dictó la primera ley reguladora del trabajo en las fábricas. Desde que se inició la Revolución Industrial, los trabajadores no tenían ningún horario, ni días de descanso, el trabajo era todos los días y para todos los trabajadores, incluyendo los niños y las mujeres.

Los puntos esenciales de esa ley son los siguientes:

1.- Prescripciones sanitarias: Paredes y techos de los talleres deben revocarse con cal dos veces al año. Deben abrirse orificios para aireación.

Chicos y chicas deben estar separados en los dormitorios y debe tenerse un número suficiente de camas, de modo que no pasen de dos los niños que duermen en la misma cama.

2.- Limitación de la jornada de trabajo: El trabajo de los niños no deberá pasar de las doce horas diarias, incluida la duración de las comidas, entre las seis de la mañana como mínimo, hasta las nueve de la noche como máximo.

3.- Instrucción obligatoria: Todos los niños tienen que aprender a leer, escribir y contar, tomándose el tiempo preciso para ello de las horas laborales. La instrucción religiosa y la asistencia a un oficio eclesiástico se declaran asimismo obligatorias.

Los horarios de los niños trabajadores

Una de las consecuencias más trágicas del liberalismo y el capitalismo ha sido su incapacidad para mantener la familia obrera unificada.

Diariamente millones de niños tienen que salir a trabajar en condiciones infrahumanas. El sistema se aprovecha de ésta situación. Aquellos niños que debieran estar educándose en las escuelas, preparándose para el futuro, deben necesariamente que trabajar para ayudar a mantenerse y ayudar sus hogares.

La Ley Fabril de 1802 fue la primera ley de protección de los niños trabajadores. Limitó el tiempo que un niño podía trabajar, declaró que los locales de trabajo deberían estar ventilados y los muros pintadas de cal, y requirió a los propietarios que proporcionaran ropa a los niños.

¿Cómo era el horario de los niños?

° En 1819 se prohibió, en Inglaterra, el trabajo de los niños menores de 9 años de edad, en la industria textil. En 1832, sindicatos de Nueva Inglaterra, Estados Unidos, criticaron el trabajo infantil, señalando que el trabajo prolongado en fábricas con pocos descansos impedía el desarrollo de los niños.

  • La Ley Fabril de 1833 estableció un día normal para los niños. Los trabajadores con edades comprendidas entre los 9 y los 13 años no podían trabajar más de nueve horas al día, y aquellos entre las edades de 13 y 18 años podían trabajar un máximo de 12 horas por día. La ley también ordenó 90 minutos para las comidas durante toda la jornada de trabajo.

  • En 1836, en Alemania se prohíbe el trabajo en las fabricas a los niños menores de 9 años de edad, y los que estaba entre 9 y 16 años debían trabajar 10 horas al día, no podían hacer trabajo nocturno. En 1836, en Massachusetts, Estados Unidos, se aprobó la primera ley en los estados, que requerían que los niños trabajadores asistieran a la escuela por lo menos tres meses al año.

  • En 1841, en Francia, se prohibió el trabajo de los niños menores de 8 años en la manufactura, fábricas y talleres con motores mecánicos o de fuerza continua, y en toda fábrica que agrupara más de 200 obreros en un solo taller.

  • En 1842, en Inglaterra se prohibió el trabajo en las minas para las mujeres y los niños menores de 10 años.

  • En 1844 en Inglaterra se prohibió el trabajo nocturno a las mujeres y a los jóvenes obreros menores de 18 años, también se estableció un horario para las mujeres de 12 horas al día: un horario para los niños menores de 13 años, con 7 horas diarias de trabajo, y un ley contra los accidentes de trabajo de las mujeres trabajadoras.

  • En 1847, en Inglaterra se estableció un horario de 10 horas de trabajo para los niños de 13 a 18 años y para las mujeres trabajadoras.

  • En 1853 , en Alemania se prohibió , por una legislación laboral, el trabajo de los niños menores de 12 años, en las fábricas; de 12 a 14 años tenían horario limitado a 6 horas al día, con obligación de estudiar 3 horas diarias en las escuelas.

  • En 1875, en Inglaterra habían 118.000 niños menores de 13 años que trabajaban en la industria textil.

  • En 1891 en Alemania se prohibió el trabajo productivo a los niños menores de 13 años.

Testamentos

Veamos algunos testamentos de esta situación en el siglo XIX, en países ricos, que demuestra lo inhumano del sistema capitalista y del liberalismo económico.

a) Los niños deshollinadores de chimeneas.
b) Informe del Comité Sadler, Inglaterra 1831.
c) Situación de los niños trabajadores en Francia (Informe del Dr. Villarmé, 1840).
d) Los niños trabajadores de Sicilia.

Los niños deshollinadores de chimeneas

La mayoría de las chimeneas primitivas eran pequeñas, median menos de un pié cuadrado por dentro.

Algunas firmas ofrecían “ niños pequeños, para deshollinar chimeneas pequeñas”, para esto utilizaban niños de 3 y 4 años de edad, entre ellos muchos eran robados.

A veces los niñitos eran introducidos cuando las chimeneas todavía estaban calientes, muchos sufrían quemaduras mortíferas, otros se perdían dentro de las cañerías y morían asfixiados.

La pérdida de la vida y la tuberculosis eran las consecuencias más corrientes de los “niños deshollinadores”, muchos tenían quemaduras, llagas, infecciones, la falta de cuidados médicos y sanitarios agravaba más la situación.

Informe del Comité Sadler, Inglaterra 1831

En el año 1831, en Inglaterra se rindió el Informe del Comité Sadler, sobre el trabajo de los niños en Inglaterra, que en una de sus partes dice, al referirse a esa condición (El trabajo de los niños en las Hilanderías de Algodón):

«Esos niños entran en la fabrica a las 5 o 6 de la mañana y no la abandonan sino entre las 7 ó 8 de la noche, encerrados durante catorce horas en los talleres, en medio de una atmósfera sofocante de 75 a 80 grados Fahrenheit. Sin reposo, salvo a las horas de la comida: a lo sumo una media hora para el desayuno, por la mañana y una hora para el almuerzo.

»Para los niños, las horas de reposo no son regulares: 3 o 4 días por semana, significan solamente un cambio de tarea en lugar de vigilar una máquina en marcha, cuando está en “ descanso”, entonces el niño debe limpiar una maquina detenida o recoger desechos de algodón, obligado, mientras trabaja, a comer bocados en medio del polvo.

»No hay asientos; sentarse es contrario al reglamento. Desde 15 horas por día, la jornada de los niños se prolonga más todavía durante los periodos de actividad industrial [...]. En ciertas fabricas, los niños trabajan regularmente, desde las 3 y media de la mañana hasta las 9 y media de la noche, en verano; además, dos veces por semana tienen que trabajar toda la noche [...]. Los industriales más humanos se contentan con hacerlos trabajar sólo...16 horas. No se logra de los niños un esfuerzo tan prolongado más que por el terror. Cualquiera que sea su cansancio, los niños deben llegar por la mañana a la hora precisa, de lo contrario son cruelmente castigados.

»Un niño que volvía a su casa a las 11 de la noche, debió levantarse a las 2 de la madrugada, por tener el castigo que le esperaba si llegaba tarde al trabajo, y cansado como estaba se arrastró hasta la puerta de la fabrica [...]. En ciertos establecimientos, raramente pasa una hora sin oírse los gritos que los golpes arrancan a los niños. A veces los mismos padres pegan a sus hijos para evitar los castigos más brutales, en las fábricas se les golpea con una pesada barra de hierro ( el 'billyroller'); suele ocurrir también que un niño rendido por el sueño se resbale bajo la maquina y quede mutilado para toda la vida.

»Por la noche, la fatiga se vuelve insoportable y los niños preguntan con frecuencia que hora es, ansiosos de saber cuánto tiempo va a durar su suplicio [...]. Un día un niño preguntó a su padre:"Papá, ¿qué hora es?" El padre le respondió: "las siete de la tarde", y el niño dijo: "¿Todavía dos horas antes de la nueve? No podré llegar hasta esa hora".

»Con el corazón oprimido los padres tienen que llevar a sus hijos a las fábricas, no pueden hacer otra cosa. Si no hacen trabajar a sus hijos se mueren de hambre. Sólo tienen derecho al socorro público,“ley de los pobres”, los padres que ponen sus hijos a trabajar en las fábricas».

Informe Doctor Villerme

Según el Informe de Villarmé, sobre la situación de los niños, en Lyon, Francia, en 1840:

«Niños muy pequeños son ocupados en el torno destinado a los carretes mecánicos de las máquinas de tejer: allí constantemente encorvados, sin movimientos, sin posibilidad de respirar aire puro y libre, contraen irritaciones que se convierten en afecciones de tumores [...]. Sus débiles miembros se deforman, y su espina dorsal se desvía. Esos niños se agotan y desde sus primeros años, son los que sueles ser siempre débiles y enfermizos, otros niños son ocupados en hacer girar ruedas que ponen en movimiento largos mecanismos para devanar; la nutrición de los brazos se hacer a expensa de sus piernas y estos pequeños desdichados tienen a menudo los miembros inferiores deformados.

» Niños que permanecen 16 y 17 horas trabajando de pie, en una habitación cerrada, sin cambiar de sitio o de actitud [...]. No es un trabajo a destajo, es una tortura: se les aplica este trabajo a niños de 6 a 8 años, mal alimentados, mal vestidos, obligados a recorrer desde las 5 de la mañana, la larga distancia que les separa de los talleres, a la cual se agrega, por la noche, el regreso desde los mismos talleres. La consecuencia de ellos es una mortalidad excesivamente elevada.

»Es preciso ver a esta muchedumbre de niños flacos, desencajados, cubiertos de harapos, que con lluvia y barro van descalzos, llevando en la mano ( y cuando llueve, debajo de su ropa, que por el aceite que ha caído de los telares se ha vuelto impermeable), el pedazo de pan que ha de alimentarles hasta su regreso».

Los niños trabajadores de Sicilia

«Imaginen que ustedes caminan sobre los cráteres de esos volcanes apagados, en forma de anfiteatro, que se extienden alrededor de la ciudad de Caltanissetta, en el centro mismo de Sicilia [...]. Montículos de piedras amarillentas, hileras de losas de azufre, hornos humeantes aparecen a sus miradas; y por allí cerca, disimulado, bajo una pequeña construcción de piedra, un agujero hecho en el suelo.

»Acérquese y fíjense ustedes con sus ojos de esta sorprendente abertura y descubrirán ustedes a la luz del día que penetra por la boca de la mina, en las entrañas de la tierra, una larga escalera semi-destruida, formada por peldaños dispuestos alternativamente a uno y a otro lado, y que se pierde en el fondo tenebroso de la mina a 300 metros, e incluso a más profundidad, en algunos casos no hay escaleras algunas, sino un declive del que no se ve el fin [...]. Los niños obreros se emplean para descender ese declive o esa escalera y para subirla catorce veces al día, cargados con un peso agotador.

»Un capataz compra los niños a las familias más pobres, o mejor dicho, los toma como prendas de préstamo (empeñados) por 50 o 100 francos que da a las familias, estipulando que tiene derecho a servirse de los niños mientras su familia no puede devolver la suma prestada, lo cual muy pocas veces puede hacerlo [...]. Las pobres criaturas, trabajando bajo el látigo del amo, llegan sin aliento, jadeantes, doblados bajo el enorme peso, sollozando de desesperación llegan a la superficie, y cuando han descargado su saco, se echan al suelo, agotados, para recomenzar tras algunos instantes, su terrible faena.

»El saco se va grabando, por así decirlo, en la espalda de la víctima. Poco a poco las costillas de la criatura se hunde, el pecho se contrae, aparece una joroba por delante o por detrás, los miembros se agarrotan y el rostro adquiere ese aire enfermizo y caquéctico que equivale a una sentencia de muerte [...]. Imposible de ver estos desdichados sin sentirse embargado de piedad, vergüenza y espanto. Sus horribles fisonomías se fijan en la memoria como un remordimiento, y el deber se renueva cada vez que se habla de ello o se piensa en ellos.

» No se puede imaginar un espectáculo más triste y más bárbaro que este sacrificio premeditado contra la más tierna infancia, sacrificio sin parangón en las costumbres de la humanidad más primitiva».

Esta historia de los niños trabajadores, es conmovedora, que nos hace respetar el sacrificio que hicieran para que los niños trabajadores de ahora sean tratados como seres humanos…aunque, todavía es así.