Durante la pandemia de la COVID-19 quizás sientas estrés, ansiedad, miedo, tristeza, y soledad. Es posible que empeoren los trastornos de salud mental, incluyendo la ansiedad y la depresión.

(Mayoclinc.org) 1

Una piel de plátano colgando

Os cuento... Dicen que un virus anda suelto por las calles, lo he leído en Internet; supongo que vosotros ya estáis informados. Dicen que la gente tiene miedo, que está alterada, que no sale.

Llevo largo tiempo sin salir de casa, por lo de ese virus malo (Sí salgo, pero solo por las noches cuando nadie me ve). En estas noches frías de cuarentena salgo a tomar aire en el balcón, agarrado a la baranda veo una piel de plátano: sigue allí afuera colgando, inmóvil, en silencio; en silencio mientras todo está oscuro. La piel de plátano está inerte entre las almas quietas, sigue colgando, cada día más sola y seca; tampoco veo a nadie cerca para pedir ayuda.

Hoy —mientras amanecía— hice fotos y corrí, corrí a contárselo a las autoridades, a pedir ayuda; incluso les llevé las fotos de la piel de plátano agonizando.

—¡Hagan algo! —les dije, rogando.

—No es esencial, quédese en casa —me respondieron, riendo.

Pienso que las autoridades no me creen, creo que no me piensan; solo quieren encerrarnos.

El sombrero

Llevo varias semanas, meses, confinado, estudiando la filosofía griega: Pericles, Protágoras y los sofistas, Sócrates y los postsocráticos...

Hoy me desperté de madrugada, inquieto, cuando aún la habitación estaba completamente oscura. Tendido en la cama, mil pensamientos me turbaban. Llevé la mano a mi cabeza, pero no la encontré: no encontré mi mano, no encontré mi mano derecha ¡Que dolor! Que dolor sentí, en el alma. Atormentado, llevé mi mano a la cara —la mano izquierda—: tampoco la encontré, no encontré mi cara.

Quise llorar: no me salían las lágrimas, no tenía ni cara ni ojos. Tanteando en la oscuridad de mi habitación, ni siquiera encontré mi cabeza: entre un hombro y otro, solo había un llano con un hueco dentro, abierto como una boca grande, y por ahí salían: Pericles, Protágoras y los sofistas, Sócrates y los postsocráticos.

Los Pericles, Protágoras y los sofistas, Sócrates y los postsocráticos salen por mi hueco abierto sin cabeza y entran en el sombrero: van llenando el sombrero. ¿Ves el sombrero? ¿No aparece? No lo ves, pero sí está, está con la boca abierta; no se ve cuando la luz esta apagada. El sombrero tiene vida propia, está en dos sitios a la vez: está flotando y está en el título de este relato, se ve cuando te fijas.2

El silencio de los corderos

El miedo puede ser muy persuasivo. Es una forma de crear un espíritu colectivo de guerra, muy conveniente para cualquiera que quiera tener un poder absoluto.

(Moreno y Muiño, 2003)3

Hoy sábado nos dejan salir de casa, dicen que salgamos para que «efectuemos nuestras compras». Bajo las escaleras de dos en dos, salgo a la calle: ¡Hace sol! ¡veo el cielo!

Callaron los aplausos de las 8 hrs4; pintaron en el asfalto rayas amarillas.

Manadas de corderos con la boca tapada caminan despacio entre las rayas. El perro de mi vecina —«Lupo» le llaman— va tras ellos con la boca abierta y la lengua afuera; hace mucho calor esta tarde de sábado en Barcelona. Lupo saluda ruidoso a otros colegas grandones que se aproximan, Maruja —mi vecina del 4º 2ª— tira fuerte de la correa que le atrapa el cuello.

De repente, Lupo levanta sus grandes orejas negras y menea su cola —los perros tienen buen olfato—; ha visto, lejos, una perrita con lacito rosa que se acerca —«Lucy» la llaman. Ambos perros se miran, se saludan, se arriman, se besan, se olisquean por delante y por detrás, se aman. Soledad —mi vecina del 4º 3ª— tira fuerte de la correa, Maruja tira fuerte de la correa. Lucy lloriquea, Lupo insiste, ambos perros resisten; ellas mantienen la distancia y marchan cabizbajas con la boca cerrada.

Manadas de corderos deambulan en silencio y con la boca tapada, ¿es la «nueva normalidad»?

Notas

1 «COVID-19 y tu salud mental». Mayo Clinic.
2 Recomiendo leer el apartado «Que hacer cuando la preocupación por el coronavirus se vuelve perturbadora» en Mayo Clinic.
3 Moreno, F. y Muiño, L. (2003). Los vendedores de miedo. En: El factor humano en la pantalla. Un paseo por la psicología desde el patio de butacas. Madrid: Editorial Complutense. p. 159.
4 Homenaje al personal sanitario en toda España. Los ciudadanos, confinados y encerrados en sus casas, salían al balcón cada noche a las 8hrs para aplaudir a los médicos y sanitarios que luchaban cada día contra el coronavirus.